Chicas picantes, el karma de Javi Milei
Por sus frutos los conoceréis. Sí, OK. Pero antes, por su gente. Milei debería hablarnos de su gente. Dime con quién andas y te diré si la libertad avanza.
Por ejemplo, estas chicas revoltosas que empiojan todo en el Congreso. Lilia Lemoine pasó, en meses, de disfrazarse para animar fiestas a diputada nacional; de maquilladora y estilista del Presi a disciplinadora oficial del espacio. Hay que ver si después de ese tremendo viaje no le ha quedado un poco de jet lag. Hoy es la voz, la ira y el látigo del Presi. Y pegue, y pegue, y pegue Lili pegue. En el audio trending topic de la semana dice que José Luis Espert, compañero de bancada y figura en ascenso, es gay, y su mujer, “fea”, “boluda” e “hipócrita”. Mirá la rubia qué atrevida. Fue una distracción: su blanco preferido es Vicky Villarruel, a la que cada dos o tres días vuelve a atender. Con esos modos y a punta de rímel parece que se ha adueñado del bloque; se lo fumó a Gabriel Bornoroni. Ojo con Lilia Adela Bolukalo Lemoine. A retener las señas: nace una estrella.
Vicky sigue con su agenda, que solo por un eventual error coincide con la de Milei. La novedad es que le acaba de copiar el estilo y el blanco: los periodistas. Enojada porque los senadores libertarios echaron del bloque a Francisco Paoltroni, rebelado contra la candidatura de Lijo a la Corte Suprema, tuiteó: “Al periodismo pautero y mala leche le digo que deje de buscar titulares que dividen y dedíquense a informar sin hacer amarillismo”. En los comentarios a esta columna suelen llamarme también pautero, así que aprovecho para contestar. No me molesta la acusación, sino no estar contemplado en ninguna pauta.
Lourdes Arrieta, la de rulitos, ¿qué onda? Formó parte de la excursión de diputados oficialistas al penal de Ezeiza; turismo de aventura: se trataba de avistar represores. Descubierto el paseo, pelada la gallina, adujo que la habían llevado engañada. Mi amor, qué desencanto: pensó que iban al aeropuerto y de pronto salen a recibirla Astiz, Suárez Mason, Pernía... En la foto que dio la vuelta al mundo, ella está en primera fila, en el centro, dibujando una sonrisa: tremenda actitud ante la adversidad. Después se defendió heroicamente, con histeriqueos y acusaciones a sus compañeros del tour carcelero. Cuando estaban por echarla del bloque, se echó ella. Una estratega.
En el reparto de chicas picantes reclama su lugar Carolina Píparo, candidata a gobernadora de Buenos Aires por LLA en octubre, hoy apartada, híbrido de leona herida y oveja descarriada: declara su admiración por Milei y, con el mismo aliento, se lamenta de lo mal que está haciendo todo. Solo Yuyito pone mesura: “Nos casamos”, tiró. ¿Dónde? En su programa de televisión. Va por todo. Por favor te lo pido, Javi: que no crezca esa maleza en los jardines de Olivos.
¿Será que no es bueno eligiendo? No hablo del corazón. Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema no estarían siendo las mejores opciones. Lijo, porque a su prontuario solo le faltaba el peor delito: la disposición a votarlo del pleno de la bancada kirchnerista; por supuesto, eso en el caso de que Javi hocique y acepte lo que le están pidiendo: el oro y el moro, sin decoro. Lorenzetti, responsable del scouting del que surgió la perla Ariel, remueve por estas horas cielo y tierra en busca de apoyos a la postulación. Un senador que fue víctima de ese lobby reveló cuál es el principal argumento de Lorenzetti: “Con él adentro dormimos todos tranquilos”. A García-Mansilla lo arrojaron a la jauría de kirchos, que no le perdonan su honorabilidad. Ya supone una afrenta hacerle compartir cartel con Lijo, tipo La bella y la bestia. Le leo los labios al Presi: el clásico mecanismo de compensación. ¿Compensar con la bella a una Corte a punto de ser ultrajada? No, compensar a la casta con la bestia.
Allá por el año 2014, a Javi se le presentó un dilema parecido: trabajar o no para la candidatura presidencial de Scioli, entonces gobernador kirchnerista de Buenos Aires. Imagínense: un alma pura y libertaria arrimándole el bochín a alguien tan, tan Scioli. Eligió bien: aceptó sumarse, pero sin cobrar un peso. Por esa misma época empezó a presentar facturas (en papel, escritas a mano, muy parecidas a las truchas) por servicios de asesoría a Provincia Seguros, empresa del Banco Provincia, sin la debida tributación fiscal y sin que haya constancia de tales servicios. La cosa saltó a la AFIP y Javi se vio obligado a acogerse a una moratoria. Le salió carísimo: durante cinco años tuvo que destinar la mitad de sus ingresos en Corporación América a saldar esa deuda. Y también barato: no terminó en la Justicia. Todo por ayudar a Dani. De estos pecados de juventud nos enteramos por una nota del martes de Hugo Alconada Mon, que estuvo un año investigando el entuerto. Hugo le hizo llegar la consulta al Presi, que nunca le contestó. Lógico: quién se puede acordar de lo que pasó hace 10 años.
Me corrijo: no está de más tener a la perla Ariel en la Corte.ß