Chejov, el kirchnerismo y la crisis económica
En “Los Campesinos”, Chejov hace un relato descarnado de la vida de una familia en condiciones muy precarias en una aldea rusa en el siglo XIX. Al alejarse de cierta idealización de la pobreza campesina, usual en otros autores rusos de la época, el cuento generó controversias al punto tal que Tolstoi lo calificó de “un pecado contra el pueblo”. Uno de los elementos más perturbadores de la historia son las peleas constantes entre familiares. Esas peleas empeoran las cosas, pero son esencialmente una de las consecuencias de la desesperanza y la penuria económica. La salida de ese ambiente opresivo para algunos de los protagonistas será cambiar drásticamente el rumbo de sus vidas.
Las peleas entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, que los argentinos hemos presenciado en los últimos meses, tienen un punto en común con las del cuento de Chejov. Está claro que estas peleas constantes agravan los problemas, pero también que son un síntoma de la crisis económica que atraviesa nuestro país en estos momentos.
La crisis económica que estamos viviendo podemos resumirla con un par de datos. La inflación en los últimos tres meses promedió algo más de 6% mensual, viaja a un ritmo anualizado de 100% (¡este es el viaje que de verdad colisiona contra el empleo!) y los pronósticos para julio son bastante peores. El dólar paralelo (contado con liquidación) terminó cerca de 300 esta semana y la brecha con el oficial superó el 130%. La deuda, que en los últimos dos años y medio venía creciendo a una velocidad récord de USD 33.000 millones por año (casi el triple de lo que había crecido durante el gobierno de Macri) se está volviendo difícil de manejar. Muestra de esto es que el mercado de bonos en pesos, la segunda fuente más importante de financiamiento (después de la emisión monetaria) del déficit fiscal durante este gobierno, se rompió a inicios de junio. Los inversores estuvieron este último mes desesperados por reducir la cantidad de bonos en pesos en sus carteras. Contrariamente a lo que creía el gobierno, ¡el volumen de la deuda en pesos sí importaba!
Por el lado de la actividad económica, luego del rebote pos-cuarentena y a pesar del crecimiento del gasto público la economía se estancó, y está en niveles similares a los de principio de año. Y con la aceleración de la inflación y la probable caída de la actividad en los próximos meses, la pobreza volvería a niveles cercanos a 40%.
La crisis económica actual es la consecuencia de que el “modelo kirchnerista” está chocando, previsiblemente, contra sus límites naturales. ¿De qué se trata esquemáticamente el “modelo económico kirchnerista”? A riesgo de simplificar en exceso son tres ingredientes fundamentales: (1) Plan platita eterno, (2) Vivir con lo nuestro y (3) Cepos varios. El plan platita eterno consiste en un gasto público desatado para empujar la actividad económica que es financiado con impuestos cada vez más altos, deuda (principalmente en pesos) y emisión monetaria. Vivir con lo nuestro parte de una visión conspirativa del mundo y mercantilista del comercio exterior que nos llevó a estar entre las cinco economías más cerradas del mundo. Finalmente, los cepos son el intento de limitar el impacto inflacionario y la desconfianza que generan los dos primeros elementos.
El esquema genera múltiples distorsiones. Como la política monetaria se vuelve una broma con tanto déficit fiscal financiado con emisión, la inflación no para de subir. Y ahí arrancan los parches y, con ellos, las distorsiones. La respuesta del Manual Básico de Política Económica Kirchnerista a la inflación creciente es usar las tarifas y el tipo de cambio como ancla y agregar inútiles controles de precios. Pero usar las tarifas como ancla agrava el déficit fiscal (más subsidios a la energía) y este, a su vez, el financiamiento monetario y la inflación. Atrasar el tipo de cambio conspira contra las exportaciones y fomenta las importaciones. Así, los dólares se van volviendo insuficientes.
Frente a este modelo, no alcanza con precios récord de las commodities que Argentina exporta como hubo en los últimos meses, ni tampoco con la liquidación récord de dólares del campo luego de una muy buena cosecha. El Banco Central (BCRA) se va quedando sin reservas. En los primeros casi seis meses del año hasta las medidas que reforzaron el supercepo el lunes 27/6, el BCRA había podido comprar sólo USD 300 millones (el año pasado con precios más bajos había comprado más de USD 6.000 millones). Las compras de este período son claves porque con cepo el BCRA usualmente acumula reservas entre marzo y julio/agosto cuando el agro liquida la cosecha de maíz y soja y desacumula entre septiembre y diciembre. Sin poder acumular reservas, el gobierno tuvo que reforzar el supercepo pero eso conspira contra la actividad económica.
La crisis actual muestra las contradicciones intrínsecas del “modelo económico kirchnerista”. Mal que le pese a la Vicepresidenta, el gobierno de Alberto Fernández ha sido un ejecutor relativamente fiel de su doctrina económica. Puede haber problemas con los intérpretes, pero la falla fundamental está en el libreto económico. Como en “Los Campesinos” de Chejov, evitar una crisis mayor requerirá que los intérpretes cambien el rumbo.