Cerrando la grieta: es la hora de los líderes integradores
Estas reflexiones son motivadas por un reciente artículo de Julio Maria Sanguinetti (La Nación, 28/8/21), titulado “Si no hay puente, la grieta se hace fractura”, y en el contexto de los recientes resultados de las PASO en nuestro país.
El ingeniero suele asociar la grieta, antes que a un hecho social, a una situación física donde en un material o superficie se genera una abertura alargada y con poca separación entre sus bordes. También sabemos que en su evolución la grieta proviene de una fisura y deviene en una fractura.
En lo social, la Real Academia Española describe la grieta como una dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo. Si imaginamos que la superficie donde aparece la grieta es la “república”, la similitud ingenieril advierte que su gravedad proviene del aumento del tamaño en el tiempo y por ende la recomendación profesional obvia, sería evitar la fractura. He aquí la profundidad y sabiduría de las reflexiones del expresidente uruguayo, pues nos advierte de los riesgos que la república enfrenta, cuando alcanzamos una situación cercana a la fractura.
Este fenómeno, que los argentinos lo vivimos con pesadumbre y decadencia, no es único de nuestro país. Muchos otros países lo padecen y tienen dificultades para resolverlo. Es por ello que una reflexión ahora nos mueve a pensar: ¿cómo evitar la fractura y reparar la grieta para impedir que se transforme en un fenómeno estructural con mayores inconvenientes para su reversibilidad? Es aquí donde la experiencia profesional y académica nos lleva a recurrir a otra disciplina complementaria a la ingeniería, que es el “desarrollo organizacional”.
En todas las sociedades y en particular en las instituciones, sus integrantes pueden ser analizados tratando de identificar sus creencias y comportamientos, por ello sociológicamente nos referimos a la existencia de una cultura social y a la vez reconocemos que ella no es homogénea y por ende integrada por subculturas. ¿Qué es una subcultura? Son distintas formas de pensar y actuar de los diferentes integrantes de esa sociedad para alcanzar la misión institucional. Son como “tribus”, en forma abreviada, con hábitos, formas de comunicarse, ídolos y mensajes similares. En el fondo expresan modos diferenciados de pensamiento de la realidad. Existen en todas las sociedades e instituciones. La diversidad, a la que tantas veces elogiamos, es consecuencia de las subculturas existentes y merecen nuestro análisis y respeto. Su inexistencia o desaparición, es la visión de los totalitarios.
SI creemos en la república, todos deberíamos aceptar las subculturas, o sea la diversidad. ¿Cuándo y cómo aparecen las grietas? Cuando la sociedad se fragmenta y entre sus partes no se reconocen como integrantes de una totalidad. La historia de la humanidad las asocia a las diferencias de religión, de etnia, de género y de creencia política. Y entre esas partes se llega a la descalificación, la intolerancia o la confrontación.
Reconocemos en la política, la responsabilidad de lograr el diálogo y la zona de cooperación entre las partes enfrentadas, pero es sólo a través de los liderazgos que ello se concreta. Vivimos una carencia de líderes que privilegien el liderazgo “integrador” sobre el “confrontativo”. Hay una seducción cognitiva con el pensamiento dicotómico (uno contra otro) sobre el pensamiento sistémico (uno y otro) y las posibilidades de acrecentar la dimensión de la grieta y evitar la fractura se agigantan.
La Argentina post-PASO abre posibilidades. Imaginemos a las dos partes de la grieta como dos torres, que se desarrollan una separada de la otra. Cada una se imagina superior y se piensa aislada de la otra. Pero frente a las complejidades del mundo actual, sus habitantes se dan cuenta que solas no pueden conformar una república perdurable.
¿Cuál es la misión de los líderes integradores? Una, muy razonable, que nos refiere Sanguinetti: la de construir puentes entre ambas torres. Pero ello solo es posible si en ambas hay líderes que abren sus puertas para conectarse. No alcanza que uno sólo lo haga. Se necesitan en ambas torres que ellos estén dispuestos a vincularse. Pero los puentes que permitan circular a sus integrantes requieren de otras formas constructivas al interior de las torres. Se necesita que los líderes integrativos abran ventanas para que de ambos lados se vea y se comprenda la realidad. Se necesitan escaleras interiores, para que dentro de las torres, sus moradores se muevan de arriba hacia abajo para entender que pasa en su comunidad y no vivan estáticos limitados a una interpretación sesgada de la situación. Se necesitan puertas, que les permitan moverse al exterior y comprender la naturaleza y comparar sus vivencias, evitando caer en cegueras generadas por el aislamiento de vivir dentro de una torre de creencias y costumbres que pueden alejarlo cada vez más de la realidad.
¿Quiénes son los constructores de esta transformación? Son los líderes integradores que una sociedad necesita para que en una etapa de su historia, se conviertan en constructores de puentes, de puertas, ventanas y escaleras para evitar que la grieta que nos amenaza se transforme en fractura. Ellos son apasionados por el diálogo, la comprensión y la colaboración o sea son gestores de la libertad y no bloqueadores o simplificadores de la realidad.
¿De qué lado deben aparecer esos líderes? En ambas torres, pues no alcanza con un solo lado. Por ello, no sirve imaginarse al líder de la solución de la grieta, es necesario una coalición de liderazgo que surja en ambas torres, con convencidos que la confrontación lleva inexorablemente a la fractura de la sociedad, que se debe aceptar la diversidad y generar puentes para conectarse en buscar coincidencias para el bien común de toda la sociedad, asumiendo que la perdurabilidad institucional requiere un balance entre alternativas. Esta es la hora de los líderes integradores. Las PASO y la crisis política subsiguiente nos presentan un escenario de reflexión, ¿que nos propondrán los políticos? Integración o más confrontación. De ello depende la república.
Miembro Titular de la Academia Nacional de Ingeniería, director Instituto de Educación en la Ingeniería, exrector del ITBA