Cepo al rating para proteger la cadena nacional
Extraña innovación de IBOPE “a nivel regional” para que no le imputen al presidente Milei la baja del encendido durante su mensaje autocelebratorio
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No hay peor cosa para un productor y/o conductor de la TV que ver reflejado su trabajo en la planilla de medición de audiencia que emite Ibope con una mustia rayita. Resulta bastante peor que el temible 0,0, que indica que fueron tan pocos los televidentes que vieron su programa que ni alcanzó para levantar ese redondo aplazo.
Pero la rayita suma mayor gravedad: es como el electrocardiograma de una persona que, en vez de los habituales picos, presenta una larga raya plana, señal de que ha pasado a mejor vida.
Pues bien: durante la alocución del martes último de Javier Milei, con motivo de cumplirse el primer aniversario de su llegada al poder, cuando se revisaba en tiempo real el rating minuto a minuto de los canales abiertos y de noticias, la funesta rayita se esparcía como una epidemia por toda la planilla.
¿Había llegado el apocalíptico holocausto nuclear que marcaría el fin del mundo? Claramente no, porque todos seguíamos vivitos y coleando. ¿Acaso un apagón generalizado de energía? Tampoco, ya que todos seguíamos tan iluminados como en cualquier otra noche. ¿Es que absolutamente nadie vio la cadena nacional? La respuesta también es negativa. Lo podemos atestiguar los millares que sintonizamos el mensaje autocelebratorio de Milei.
¿Qué había sucedido? Nada que se pueda probar fehacientemente. Apenas, tal vez, un pedido sottovoce a la empresa que mide el rating, pero con la fuerza que tiene cualquier solicitud que baja desde lo más alto del poder: que mientras la cadena nacional persistiera en el aire, solo se informara el promedio general del rating (que estuvo en torno de los 26 puntos), sin segmentarlo señal por señal, como es habitual. Esos datos puntuales recién estuvieron disponibles al día siguiente. Tarea cumplida: se evitó que el martes a la noche se imputara la baja del encendido al mensaje.
Así lo intentó disfrazar Kantar Ibope Media en la extraña comunicación que envió a sus clientes: “A partir del 1º de diciembre de 2024 a nivel regional en Latinoamérica, se ha actualizado el criterio de visualización de los datos de audiencia de Cadena Nacional en el servicio de Real Time”. Y a continuación explicó que durante la misma “el rating se verá de manera unificada dentro de una única columna denominada ‘Cadena Nacional’”.
Que se asevere que es una decisión “a nivel regional en Latinoamérica” resulta desopilante. O habrá que creer en la intercesión divina de las “fuerzas del cielo”. Aunque probablemente hayan operado dichas fuerzas, pero a nivel terrenal y no regional, sino local. “O sea”, “digamos”, habría que utilizar los mismos latiguillos preferidos de Milei cuando quiere hacer notar que algo es muy evidente.
Si bien los libertarios alardean de su modernidad al alegar que las audiencias migraron a las redes sociales y al streaming, y se la pasan denostando a los medios y a los periodistas del sistema tradicional, al repetir una y otra vez que “ya fueron”, en esta ocasión habrían tomado precisos recaudos para que no le sucediera lo que le ocurrió el 1º de marzo. Y que todavía guardan cierto respeto reverencial por aquellos, aunque no lo reconozcan públicamente.
Aquel día, el primer mandatario innovó al inaugurar el período ordinario de sesiones un domingo a la noche, pero el rating de la TV abierta se vino a pique y eso fue motivo de intensa conversación virtual y en los medios, con especial énfasis por quienes combaten al actual oficialismo, que quisieron hacer ver que empezaba a declinar fuerte en su popularidad.
En realidad, no había sucedido nada nuevo: en los gobiernos anteriores de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, con los matices de cada caso, también se producía el mismo fenómeno, algo que sus adversarios aprovechaban para señalar el supuesto ocaso de cada una de esas gestiones. Pero lo que realmente ocurría era algo bastante lógico: el público de los canales generalistas de aire, en el prime time, sintonizan sus programas preferidos y mucho les fastidia que los vengan a interrumpir con cadenas impuestas sobre temas aburridos. A la que peor le fue en ese sentido fue, en 2012, a la flamante titular del Partido Justicialista cuando con una de sus reiteradísimas cadenas nacionales osó cortar Graduados, la exitosa tira que en aquella temporada emitía Telefe. Se comió un cacerolazo.
De manera que, si hubo sugerencia oficial al oído del Sr. Ibope, o este se quiso ganar las simpatías de los mileístas, mostrándose más papista que el papa, parece excesivo tal recaudo teniendo en cuenta los antecedentes mencionados y el creciente consumo de este tipo de mensajes políticos por las propias redes sociales afines y por los múltiples canales de streaming. Sin ir más lejos, en dicho universo virtual se contabilizaron picos de 57.000 views.