Ese largo camino para "volver al mundo"
Hay países en los que, por historia y/o presente, no se puede confiar. Duele, pero la Argentina sigue haciéndole saltar las alarmas a gente importante. Y no se trata del G-20 y sus líderes, que previsiblemente derramarán elogios y aliento sobre el país pese a la crisis. No, es gente importante porque regula sistemas de pago electrónico que operan internacionalmente y afectan el día a día de los ciudadanos. ¿Pago con tarjeta argentina? Rechazado. ¿Pago con tarjeta de otro origen? Rechazado. ¿Pago con una tercera tarjeta extranjera? Rechazado, también.
No se trataba de la falta de chip, de la ausencia de tecnología contactless ni de alguna otra sofisticación aún poco extendida en estas tierras. No, la explicación llegó por mail en impecable inglés británico: "Debido al nivel de fraude en los pagos provenientes de Argentina, bloqueamos cualquier transacción que tenga una dirección IP en ese país, no importa el país de origen de la tarjeta". Y al día siguiente, el banco argentino completó la historia: "Verificamos que intentaron obtener datos de tu tarjeta. Con el objetivo de brindarte una mayor protección, procedimos a su bloqueo".
Celebremos, hoy, el Día del Bancario. Y confirmemos que el "regreso al mundo" es un camino largo.