Catalejo: lo inexplicable
Se levantó a las 4 de la madrugada y vino al cuarto en busca de un vaso de agua. Con el pelo revuelto y los ojos entrecerrados, me preguntó: "¿Por qué estás despierta?". Casi sin despegar la mirada de la pantalla, le contesté: "Ganó Trump ". Tiene 10 años. Apenas 10. Y no pudo contener las lágrimas. "¡Me estás mintiendo, no puede ser!", dijo. No supe cómo explicarle, cómo consolarla.
Que una chica de su edad sepa tanto de lo que sucede a miles de kilómetros es el mejor reflejo de cuánto impacto tuvo esta campaña sucia, agresiva y polarizante. Y de cuánto nos afecta a todos. Entre escandalizados e incrédulos, con temor y con suspenso, vivimos todo como un reality global. Desprecio por las mujeres, por los discapacitados, por los inmigrantes. Amenazas, insultos, mentiras.
Mi hija Milagros no sabe de política, no sabe de demócratas y republicanos. Sólo sabe que todo eso encarna Trump, el hombre elegido por 60 millones de personas que será el líder más poderoso del mundo. Cada uno de los valores que intentamos inculcarle acaba de volar por los aires. Pero Milagros no está sola. Somos muchos los que no entendemos. ¿Cómo explicarles a nuestros hijos algo que no logramos comprender nosotros mismos? ¿Cómo explicarle que, desde ayer, el mundo es otro?