Caso Evergrande: aprendizajes para el inversor
Evergrande Group, una de las empresas constructoras más grandes de China, tiene al mundo en vilo. Con una deuda de 300.000 millones de dólares -superior al PBI de 150 países- está al borde de la quiebra por no poder afrontar préstamos e intereses que vencen esta semana. El fantasma del default genera muchísima preocupación y el gobierno chino todavía no se pronunció sobre un salvataje que podría evitar el efecto dominó sobre sectores que están mucho más allá de la industria del Real Estate.
En los últimos años, Evergrande pidió préstamos para financiar su división de construcción. También incursionó en otros negocios como parques de diversiones, vehículos eléctricos y un equipo de fútbol, por ejemplo. Asimismo, se encuentra frente al riesgo de perder 20.000 empleados directos y 3.8 millones de indirectos. Como si fuera poco, sus deudas alcanzan a 171 bancos chinos y 121 firmas financieras.
Los próximos días serán decisivos. La firma debe pagar 83.5 millones de dólares en intereses relacionados con un bono a cinco años, de acuerdo a los informes de Bloomberg. Mientras tanto, los principales índices bursátiles de Nueva York - Dow Jones, S&P y el Nasdaq cerraron con números rojos frente a lo que parece una quiebra inminente de Evergrande.
Más allá del desenlace, surge naturalmente una pregunta: ¿cómo llega una compañía de esta envergadura a semejante situación? En primer lugar, el modelo de negocios de Evergrande tiene una gran fuente de ingresos de propiedades en construcción. En el contexto de la pandemia las ventas se han ralentizado y la empresa no puede terminar las propiedades comprometidas y tampoco venderlas, lo cual repercute en una baja de la recaudación e incumplimiento de pago a proveedores, quienes a su vez no proveen materiales a la misma Evergrande por falta de pago. Esto genera un círculo vicioso y un flujo de caja de muchísima presión, provocando un impacto en las industrias en las que la empresa tiene injerencia.
El gigantesco nivel de deuda de Evergrande ha expuesto a la compañía a grandes riesgos. La crisis no es de una industria particular, el Real Estate, porque en el mercado inmobiliario existen otros modelos de negocios mucho más seguros. La raíz del problema se encuentra en los altos niveles de deuda y el impacto que tendría en múltiples industrias una eventual caída de Evergrande, empezando por los bancos y las entidades financieras a las que la compañía debe plata.
Acumular una deuda tan alta achica muchísimo el margen de acción de cualquier compañía, especialmente cuando aparece una crisis como la del Covid-19, que golpea a casi todos los sectores de la economía mundial. Es como ir en un auto a 200 kilómetros por hora y tener que frenar a cero para evitar chocar contra un gran paredón.
El caso Evergrande también deja un mensaje claro para el inversor. A la hora de elegir dónde resguardar el dinero, no solamente hay que mirar la industria en la que se invierte, sino también el modelo de negocio de la empresa que ofrece la oportunidad. Hay preguntas que ayudan: ¿El modelo es de mucho riesgo? ¿Cómo podría responder a una crisis? ¿Qué personas y organizaciones están de cada proyecto? El inversor tiene derecho a preguntarlo y saberlo.
Evergrande sirve para reflexionar sobre la importancia de que los proyectos deben construirse sobre bases sólidas, lejos de fraudes o deudas insostenibles. Y esa enseñanza podría servir para casi todos los ámbitos de la vida.
Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés y máster en Economía de Eseade