Casas a 1 euro: ¿funciona este modelo de repoblación?
Nuevamente los grandes diarios del mundo se hacen eco de una iniciativa particular para “revitalizar” pueblos rurales de Europa: la venta de propiedades a un valor simbólico de 1 euro. Esta vez, está en foco Maenza, una localidad de 3000 habitantes situada a 70 kilómetros de Roma.
El punto es que regalar y reparar propiedades no trae aparejada la revitalización de un pueblo. Hace falta un proyecto mucho más integral para alcanzar ese objetivo de desarrollo.
A poco que uno lee la noticia se va interiorizando del alcance del propósito y surgen serios interrogantes. De movida, la cifra inicial de 1 euro sube a 5000, que deberán ser consignados como depósito de compromiso para luego realizar una mayor inversión aún: la remodelación de la vivienda. No se estima el costo pero para orientarse brevemente, se necesitará un mínimo de 30.000 euros para remodelar una propiedad en Italia, siempre que sea un acondicionamiento muy básico. Sin embargo, la nota hace mención de docenas de casas de piedra abandonadas.
Si la noticia estaba pensada para aquellos que buscan una inversión inmobiliaria, tentativamente se deberá responder la primera pregunta ¿cómo se recuperará la inversión? La autoridad local proyecta que las viviendas sean transformadas en albergues B&B o en restaurantes. Sin grandes estudios de mercado es sencillo prever que en un pueblo de 3000 habitantes, abrir varios hoteles y restaurantes en paralelo sería un absoluto error que llevaría al reparto de una escasa torta. Maenza no parece ser un destino turístico sólido ni tener un atractivo particular para potenciar.
Para aquellos que desean emigrar y que se proyectan trabajando en una comunidad rural, la noticia es vaga. ¿Qué se puede hacer? ¿Qué opciones de trabajo se ofrecen? ¿Hay incentivos para establecer pequeñas empresas? Sobre esto nada se ha hablado, probablemente porque no se ha pensado.
Quienes trabajamos en revitalización de pueblos rurales, vemos lo insostenible que son este tipo de propuestas. Carecen de un trabajo previo: un diagnóstico de oportunidades y una preparación de la comunidad. ¿Quieren o no nuevos habitantes? ¿Solo ven casas abandonadas que desean reparar sin pensar en una solución sistémica a su problema de despoblación?
Hay tres condiciones centrales que la comunidad debe ofrecer para renovarse con vida: bienvenida, trabajo y vivienda. Poner la vivienda como primer paso es un error. Eso es el corolario después de despejar lo central de toda la cuestión, que es el trabajo, ya que el 70% de la migración mundial existe por causas económicas. En razón de ello resulta menester identificar las oportunidades económicas que tienen un pueblo y su región ante todo.
Como paso previo, también se necesita trabajar la bienvenida organizada, integrando a los vecinos. Es muy débil cuando la iniciativa viene solo de la autoridad. En una pequeña comunidad, se necesita una real bienvenida. El vecino está demasiado cerca como para que no nos afecte de algún modo. Además, habrá seguramente un “choque de culturas”, aún cuando los nuevos habitantes sean de la misma nacionalidad. Por ello debemos poner en plan espacios que propicien un diálogo para enriquecerse comunitariamente con lo mejor de cada uno e ir generando acuerdos de convivencia. Lamentablemente hay casos de pueblos que ofrecieron a familias establecerse pero la iniciativa no prosperó porque los nuevos habitantes no se sintieron a gusto.
En suma, un problema sistémico como es la despoblación de comunidades rurales, necesita una solución de 360°. Y eso implica cubrir los aspectos fundamentales para relocalizarse sosteniblemente en ellas, sintiéndose feliz en la comunidad con una bienvenida, con un trabajo que permita un ingreso para sostenerse y claro, también con una vivienda. Eso es lo que sobra en los pueblos.
Directora de la Fundación ES VICIS y del programa Bienvenidos a mi Pueblo