La naturaleza nos habla y hacemos oídos sordos
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Están sucediendo desastres naturales en distintos lugares del mundo, tales como inundaciones de magnitud como nunca vistas, causadas por lluvias constantes, desbordes de ríos, diques, arroyos, etc. y que arrastran todo a su paso, borrando incluso rutas, casas, puentes, vehículos, personas, animales, y también dejando las tierras infértiles.
Del mismo modo, en los lugares menos pensados ocurren distintos fenómenos naturales, tales como las nevadas y frío intenso, con temperaturas bajo cero como se está dando en Brasil. También terremotos, tornados, huracanes, erupción de volcanes, etc.
Así también pestes, grandes sequías con falta de agua en los ríos, como en el Paraná y sobre todo eso los devastadores incendios que arrasan con todo a su paso, flora y fauna, casas, sembrados y personas.
Además, hay organismos internacionales que ya han advertido sobre la gran sequía que afectará algunas regiones del mundo y que ocasionará escasez de alimentos.
Sin embargo, da la impresión de que nada nos conmueve, que somos indiferentes y que no alcanzamos a comprender lo que está sucediendo, quizás porque no hemos vivido en ninguna de esas tragedias, o no hemos siquiera dedicado nuestra atención a contemplar una tormenta de agua, la que por su intensidad misma da miedo, más si se prolonga un par de horas. Ni hablar si es por varias horas.
Tantas cosas suceden en el mundo actual tan vertiginoso que los noticieros no llegan incluso a valorar la realidad.
Estamos inmersos en tiempos sin momentos para la reflexión serena, incapaces de ver y escuchar los gritos de la naturaleza.