Hidrovía, coherencia y carne y alquileres
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Hidrovía
La ciudad de Rosario tiene una costanera deslumbrante. Los rosarinos y los turistas la disfrutan plenamente. Además de la belleza del paisaje y la imponencia del río Paraná, es impactante constatar el intenso tráfico de buques de carga que demuestran la enorme riqueza que produce nuestro campo. Entonces surge la pregunta: ¿cómo puede ser que este país tenga un 50% de pobres?
¿No se da cuenta el pueblo de que debe aprender a elegir buenos gobernantes y dirigentes para sus instituciones?
Gustavo M. Audano
DNI 11.741.369
Coherencia
El jefe de gobierno porteño declaró que la Argentina no soporta un impuesto más, y que el Gobierno tiene que hacerse cargo de la realidad económica. Habría que recordarle que él creó el impuesto de sellos a las tarjetas de crédito el año pasado y que sigue con obras “transformadoras” en la ciudad, que aumentan constantemente el gasto público. Coherencia sería lo menos que podríamos pedirle.
María Silvia Marzinelli
msmarzinelli@gmail.com
Carne y alquileres
Ante las diferencias que se presentan entre quienes deben acordar sobre el tema de alquileres, puede ser de ayuda lo sucedido en otras áreas. La carne, tema esencial en la alimentación de nuestro país, atrajo años atrás la atención del Gobierno. El plan se llamó “Protección a la mesa de los argentinos”. Consistía en poner restricciones a la exportación de carnes. Obviamente esos cortes se canalizaron en el mercado interno y el precio al público se hizo más accesible, para alegría de los consumidores. ¿Quién podría estar en desacuerdo? Los productores de ganado. Habían comprado terneros para engorde, proceso que requiere tiempo y tiene costos. Llegado el momento de la faena y venta al exterior de los cortes más rentables, se encontraron con la limitación mencionada, inexistente cuando compraron los terneros. Cada uno hizo sus cálculos, y algunos decidieron cambiar el destino de esas tierras y capitales hacia cultivos diversos. Un par de años después, se informó que el rodeo de vacunos había bajado de 50 millones a 40 millones de cabezas (¡10 millones menos!). El precio en los mostradores subió. Y la mesa de los argentinos quedó olvidada. No se escuchó la advertencia de los que conocen el producto. Lo mismo sucedió con la ley 27.551. Se modificó la duración mínima de los contratos y el sistema de actualización de los valores (entre otras cosas) ya vigentes y probadas, que funcionaban hace muchos años. Y no se escuchó la opinión de los operadores y oferentes. Tal como en el caso de la carne, (¡oh sorpresa!) bajó la oferta y subieron los precios. Si se lograra que volviera la oferta, los precios ya no serían los actuales. Si faltara energía, el Gobierno puede comprar gas a países vecinos o barcos con gas licuado, pero no puede comprar 100.000 o un millón de departamentos. Como en el caso de la carne, solo los propietarios pueden proveerlos. Muchos de ellos han puesto en venta sus unidades. Y no aparecen nuevos locadores en el mercado, asustados por el trato que reciben.
Las ideas de nuevos impuestos, intervención estatal, fijación de precios y similares desalientan. Aun a aquellos que les agrada tener sus ahorros en ladrillos. Está en juego el techo de los argentinos.
Felipe Obschatko
felipe.obs2019@gmail.com
Director del MNAD
Seguí con atención las informaciones sobre el lamentable robo de objetos en el Museo Nacional de Arte Decorativo, del que fui director durante 26 años (además de ejercer en dos ocasiones la dirección de los museos nacionales de Bellas Artes y de Arte Oriental). Por eso sé bien la preocupación que aqueja a cualquier director de museo en su responsabilidad de custodiar el valioso patrimonio cultural que se le ha confiado, y hacerlo en condiciones operativas y tecnológicas generalmente deficientes. En el caso del MNAD –cerrado o semiabierto durante estos duros años de pandemia–, advierto que muchas circunstancias del robo, denunciado por el propio director, inducen a pensar, más que en un ladrón ocasional, en un operativo hormiga deliberadamente malicioso, concertado –desde adentro o desde afuera– con intenciones de recaer sobre el director Martín Marcos, correcto funcionario que está en vísperas de cumplir su período concursado de cinco años. Por supuesto, espero que las investigaciones se completen pronto y el museo pueda reabrir lo antes posible; lo que me parece desorbitado, sin antecedentes y fuera de sentido, es que el arquitecto Marcos haya sido suspendido y se le haya retenido su salario injustamente. La responsabilidad tiene sus alcances, el castigo inconsulto es un agravio bien diferente. Ojalá que las autoridades de Cultura de la Nación recapaciten sobre los límites que existen entre ambos conceptos y restablezcan la necesaria equidad, valor que une la cultura, la justicia y el buen proceder.
Alberto Bellucci
Exdirector MNAD
abellucci@fibertel.com.ar
Informes de tránsito
En las más importantes radios del país se comete a diario un sinsentido que podría ser solucionado fácilmente. En cada informe del tránsito se enumeran situaciones que son informadas como que ocurren en el “kilómetro número tanto”. También es muy común que se mencionen las principales avenidas con sus nombres de Vialidad, como la “ruta provincial 24″ cuando la gente común la conoce solo como “ruta 197″. Los medios de comunicación tienen que entender que la gente en su mayoría no conoce las alturas en kilómetros en las rutas y autopistas, y menos aún sus nombres “técnicos” según Vialidad. Persistir en informar así hace que toda esa data sea inservible. A los encargados de las radios les diría entonces que por favor usen “lugares” como referencias (a la altura de tal o cual cruce o centro comercial, etcétera) y nombren las avenidas o rutas con sus nombres populares. Hagan que la información realmente sirva.
Martín Urionagüena
uriona1967@gmail.com
En la Red
Cristina forzó al Gobierno a convalidar su jugada y recrudece el conflicto con la Corte
“Otra vez ganó. ¿Por qué? Porque tenemos una oposición débil, pusilánime, que va al acuerdo y no dice basta” - Martha Paredelo de Huder
“¡Ella quiere salvarse nada más, no le interesa nadie más!” - Alfredo Montiveros Cataldo
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