Cartas de lectores: La libertad de expresión; Argentina, “La terminal II”, el triunfo de Trump
- 8 minutos de lectura'
Carta de la semana
La libertad de expresión
A nuestro presidente y al mismísimo Donald Trump, que en los últimos tiempos arremeten contra el periodismo, sería bueno recordarles lo que, al respecto, afirmaba Alexis de Tocqueville en La democracia en América. Decía allí: “Confieso que no profeso por la libertad de prensa ese amor completo e instantáneo que se concede a las cosas soberanamente buenas por naturaleza. Yo la amo en consideración a los males que impide mucho más que por los bienes que ocasiona”.
Daniel Zolezzi
dezolezzi@gmail.com
Argentina, La terminal II
¿Se acuerdan de La terminal, esa película con Tom Hanks como protagonista principal? Por un golpe de Estado y posterior guerra civil en su país de origen, la nacionalidad del personaje no es más reconocida y debe permanecer durante muchos meses viviendo en la terminal (un aeropuerto de los EE.UU.). La película es desopilante y extraordinaria, una crítica a la vida actual, a las actitudes políticas y a los comportamientos humanos adaptados como consecuencia de las locuras del mundo actual.
La Argentina es ahora el escenario ahora de La terminal II, un no lugar (de acuerdo con Marc Augé), donde hay que vivir adecuándose a las locuras de los gremios y los opositores al Gobierno, y que obran con poder y mucha maldad. Esto es lo que ha estado pasando con el personal del tráfico aéreo, que obliga a los usuarios a pasar horas esperando sin respuesta, mientras aquellos se ríen de la gente. Esto hace que nuestros aeropuertos sean terminales obligadas, “no lugares” donde reinan la burla y el maltrato, haciendo peligrar la salud de los pasajeros, encerrados, sin país.
María Onetto
maria.onetto10@gmail.com
El triunfo de Trump
Aun en lugares en los que uno no pensaba que ganaría, Trump lo logró. En barrios de población negra y de mayoría de latinoamericanos, como algunos de Miami y otras ciudades emblemáticas en las que por su composición étnica se presuponía un voto étnico. Hay una población creciente de latinoamericanos con residencia desde un período de 20 años que decidió adaptarse a los hábitos norteamericanos de su población WASP y no encerrarse en su gueto. En segundo lugar está el voto desde el bolsillo sensibilizado: la percepción de que la inflación de supermercado y el tipo de interés bancario ensombrecieron los logros de Biden en ocupación y producción, notorios ítems “desechados”. Y ese otro gran tema: el de la inmigración indeseada por no reunir las características selectivas que la sociedad exige y fue una condición histórica de distintos gobiernos para permitir la radicación reglamentada. Una batalla conceptual de agobios mutuos. Un voto con discreción y sin el entusiasmo de las multitudes que beneficia a Trump en la idea de que es beneficioso para los códigos de la sociedad norteamericana. Incluso se demostrará su contenido de “voto joven” y los cambios sociales que dejaron los años con Covid en vastos sectores de la población. En el voto economicista hay otro factor que llamará la atención en Europa y América Latina: más que las propuestas de bienestar, se votaron la certeza y confianza en quien tiene cualidades para proponer y lograr un regreso al equilibrio próspero. Otro factor que se deberá estudiar con detalle es la influencia religiosa evangelista en la decisión del voto y la comparación con las corrientes católicas en la cristiandad y latina en particular. En el voto “familiar” están un rechazo, resistencia e insuficiencia numérica para “unos” y “otros” al avance del hábito de consumir marihuana y al mercado de las drogas.
El sistema político norteamericano fue concebido como una discusión entre el centrismo y la derecha conservadora. En cambio, Europa incorporó la izquierda de base sindical y procuró caminos entre extremos de derecha e izquierda totalitarios que la violencia caliente y fría mantuvo en la superficie con renovadas excusas y causas duras. Una cosa es el Tea Party y otra el razonamiento de los trabajadores norteamericanos. Lo que confunde a los observadores con preconceptos originados en sus países de origen. Todos los estudios del “voto amarrado” en los EE.UU. mostraron siempre al Partido Republicano como el partido más extendido y popular. Por lo que no debe hablarse de corrimiento hacia la derecha de la sociedad norteamericana, que siempre fue así. Solo el período del New Deal y su influencia, limitada en el tiempo, pudo hacer pensar otra cosa. Quizá la experiencia de Lyndon B. Johnson para integrar la sociedad racista.
Un triunfo sin entusiasmo, pero esperanzador, para ese votante mayoritario en una sociedad compleja y segmentada.
Roberto Rodríguez Vagaria
Exdiputado nacional por la UCR (Entre Ríos)
La ONU y Cuba
El voto en la ONU por la resolución que pide el cese del embargo a Cuba a primera vista parece que solo apoya a la isla y a su régimen. En realidad, se trata de un tema que va mucho más allá. Intentaré explicar por qué la Argentina ha estado votando a favor. Este voto no es para favorecer al gobierno de Cuba, sino a su población oprimida. Se trata de una votación por un principio. El principio de que hoy no pueden existir sanciones económicas, comerciales y financieras realizadas por un Estado individual, o sea, unilaterales. Dicho de otro modo, el embargo y el régimen de sanciones a Cuba por parte de los Estados Unidos son ilegales de acuerdo con el derecho internacional, o sea que no fue aprobado ni por el Consejo de Seguridad ni, menos aún, por la Asamblea General de la ONU. El bloqueo económico a Cuba se inició en 1960 y se fue endureciendo con el tiempo. A partir de 1992, se presenta una resolución de la Asamblea General que establece que el embargo a Cuba es una violación de la Carta de la ONU. La Argentina ha sido consistente en considerar que las sanciones tienen que estar dirigidas a los líderes, minimizando los efectos sobre la población. Dicha tradición se remonta al bloqueo naval a Venezuela por parte de potencias europeas en 1902, que dio lugar a una propuesta del canciller argentino Luis María Drago, que es conocida en el derecho internacional como la doctrina Drago. Presidía nuestro país Julio Argentino Roca. También fui testigo, en 1995, cuando la delegación argentina ante el Consejo de Seguridad, conducida por el embajador Emilio Cárdenas, propuso aliviar el muy severo régimen de sanciones a Irak y logró convencer al Consejo de Seguridad para aprobar la resolución 986 (1995). La ONU, a través del Consejo de Seguridad, aplica y supervisa el régimen de sanciones del capítulo VII de la Carta de la ONU. Por otro lado, no debemos olvidarnos de que en política exterior la tradición y la coherencia en las posiciones son también valores apreciados, cuando las posiciones están basadas principios humanitarios de derecho internacional. Por eso votar a favor de esta resolución no significa favorecer al gobierno de Cuba, sino a su población oprimida. Igual lo hace la casi totalidad de la comunidad internacional. La Argentina vota también a favor de las resoluciones que exigen a ese país respetar los derechos humanos. Vivimos bajo un sistema regido por el derecho internacional y a los países medianos, como el nuestro, o los pequeños, pero también a casi todos los grandes, les conviene esta realidad, más que la ley del más fuerte, que ha regido la humanidad hasta la Segunda Guerra Mundial. Una de las razones para ello fue la introducción del armamento nuclear que cambió la lógica misma de la guerra y de por qué se la hace. La ONU ha logrado evitar una tercera guerra mundial.
Estanislao A. Zawels
DNI 11.478.017
Peajes
Viernes, 6 de la mañana, Panamericana, ramal Pilar sentido a CABA, casi 3 km de fila. ¿El motivo? Ninguno, solamente la demora en la antigua y absurda estación de peaje que, más que facilitar (con el uso del PASE, por ejemplo), ejerce como un espectacular embudo. ¿Tanto cuesta tomar decisiones del primer mundo, como se hizo en la autopista Illia? Qué necios somos para modernizarnos, para pensar en función de quienes utilizan estos accesos. ¿O el negocio es otro?
Constantino Coutris
DNI 17.030.954
Contaminación sonora
Sería deseable que además del cuidado del medio ambiente se atendiera también, con el mismo celo que el orden y la limpieza de la ciudad, el problema de la importante contaminación sonora que estamos padeciendo. Este flagelo, como está plenamente comprobado, atenta contra los nervios, la tranquilidad y la salud psíquica de los habitantes. Una gran parte de esa contaminación es generada por algunos desaprensivos conductores y sus vehículos. Me refiero a los escapes libres de motos, autos y vehículos de carga, cuyos dueños, a contramano de la mayoría que manejan correctamente, disfrutan el rugido de motores como eternos aficionados de la Fórmula 1, y también de la potente estridencia de las bocinas, que hacen sonar impacientemente ante cualquier congestionamiento, a cualquier hora. Bastaría que las autoridades policiales y de tránsito hicieran cumplir las normas que seguramente existen en la materia ejerciendo los controles y ejecutando las acciones correspondientes para que nuestra hermosa Buenos Aires agregue a sus bellezas la cuota de tranquilidad y paz que necesitamos y merecemos.
Américo Luis Dini
DNI 4.257.269
Los textos destinados a esta sección no deben exceder los 1000 caracteres. Debe constar el nombre del remitente, firma, domicilio, teléfono y número de documento. Por razones de espacio y de estilo, LA NACION podrá seleccionar el material y editarlo. Los mensajes deben enviarse a: cartas@lanacion.com.ar o a la dirección: Av. Del Libertador 101, Vicente López (B1638BEA)