Cartas de lectores: Del lado de la legalidad; disenso sí, violencia no; nos dejaron dos países
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Carta de la semana
Del lado de la legalidad
Estamos viviendo tiempos muy especiales y delicados. Los ciudadanos votamos por demás en 2023 y elegimos una de las dos propuestas posibles en el balotaje para el período 2023/2027. Previamente, en las elecciones generales, elegimos nuestros representantes en el Congreso nacional y en función de nuestra elección pretendemos modificar mucho de lo que se ha hecho mal desde 1983 a la fecha para llegar a este triste país de la inseguridad, el narcotráfico, el déficit educacional, la falta de posibilidades de progreso y el 40% de pobreza, entre otras tristes realidades. La Cámara de Diputados, en una circunstancia inusual para esta época del año, trabajó a destajo para conseguir la aprobación de una ley extensa y complicada. En los alrededores del Congreso, como en ocasiones anteriores, se produjeron hechos de violencia por individuos que no creen en la democracia, que amenazaron y llegaron a agredir a nuestros representantes.
Los que peinamos canas ya vimos esta película en los 70 y los errores cometidos entonces nos costaron la dictadura más cruel que sufrimos. Si bien la posibilidad de golpe militar es en la actualidad prácticamente inexistente, imponer la violencia en las calles también es una forma de desestabilizar a un gobierno democrático.
Sepamos ubicarnos esta vez del lado de la legalidad, para bien de todos.
Guillermo González Lima
DNI 7.787.624
Disenso sí, violencia no
La oposición extrema no concibe ejercer su desacuerdo sin una dosis de violencia. Entiende que ajustarse al protocolo, fijado por el Ministerio de Seguridad (protesta en las veredas), carece de impacto mediático. De ahí que el único rédito perseguido consista en desafiar los cordones policiales, invadirlos y, para los más osados, trenzarse en un cara a cara. Dentro de ese esquema, la victimización es un prerrequisito clave.
El último jueves, legisladores de Unión por la Patria y partidos de izquierda abandonaron el Congreso para solidarizarse con quienes injustamente, a su criterio, estaban siendo obligados a respetar normas reñidas con el libre albedrío. Como parte de su puesta en escena, el “show” incluyó la iniciativa de interrumpir la sesión. Afortunadamente, prevaleció la sensatez y el debate continuó.
El disenso es un derecho inalienable. Colapsa cuando abandona cánones razonables, procura imponerse por vía del atropello y, sobre todo, haciendo caso omiso a la voluntad de una mayoría legitimada con casi el 56% de los votos.
Alejandro De Muro
demuroalejandro4@gmail.com
Nos dejaron dos países
Qué país nos dejó el gobierno anterior. Diezmado y desequilibrado con tanta incapacidad política, con tanta corrupción y tanta falta de idoneidad. Ahora, pura pantomima, desagradablemente representada dentro y fuera del Congreso. Puro relato y vil representación que no nos confunde, ni sirve para nada, como en todos estos años. Parece una disputa entre enemigos. Es así, esto nos dejaron. Dos países.
Antonio Britti
DNI 8.591.025
Comportamiento
Después de haber visto el comportamiento de muchos diputados, quiero expresar que no me siento en absoluto representada por ellos. Estos no son “los laureles que supimos conseguir”, sino una muestra de la lamentable decadencia en la que hemos caído los argentinos, sumiendo al que pudo haber sido un gran país en esta triste y miserable tierra habitada por la ignorancia, la falta de respeto y la carencia de toda honorabilidad.
Carlota Ezcurra de del Campo
DNI 3.327.878
Gatopardismo argentino
“Amo el cine pues es el reflejo de la vida misma”, decía el gran director François Truffaut. La Argentina tiene épocas que muchas veces nos llevan directo a distintos films por sus historias similares. Días pasados recordé, a raíz de los avatares políticos locales, la maravillosa novela Il Gattopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, llevada al cine por el laureado Luchino Visconti, quien retrató como nadie la Italia de posguerra y la época de los inicios de la reunificación del Reino de Italia luego del triunfo de Garibaldi en la lejana Sicilia. A partir de allí y, con el fin del dominio borbónico, Italia comienza una difícil reconstrucción política luego de siglos de estar esparcida en diferentes reinos, ducados y principados. Il Gattopardo narra los ardides de las familias dominantes del sur de Italia para sobrevivir a la irremediable revolución garibaldina y la eventual pérdida de su poder político y económico. En la película, el sobrino del príncipe Salina Tancredi, interpretado por Alain Delon, le dice a su tío, mientras se oyen los disparos de los cañones rebeldes en la ciudad, la célebre frase : “Que cambie todo… para que nada cambie”. El príncipe, papel encarnado por Burt Lancaster, hablando con un funcionario casi al fin de la historia repite la frase y sostiene con resignación los dichos de su sobrino.
La Argentina vive un gatopardismo perpetuo. ¿Cuántas veces los gobiernos proclamaron que cambiaban todo y todo siguió igual? Casi siempre los gobiernos terminaron haciendo los cambios necesarios para que nada cambie. Sindicalistas entronizados por décadas, partidos políticos con los mismos dirigentes milenarios, listas electorales digitadas desde perdidas oficinas, líderes sociales y eclesiásticos eternos y hasta nuestras autopercibidas juventudes, encanecidas ya, que están al borde del retiro efectivo. Nunca entre nosotros hubo una revolución republicana duradera o cambios estructurales como en la España de Felipe González, la Irlanda moderna, la Italia después del Mani Pulite o la Alemania de Merkel. En las últimas décadas nuestro país vivió pequeños veranos desde el 83 al 86, del 91 al 94… quizás y nada más.
No tenemos suerte. Algunos de los líderes actuales se autopublicitan ruidosamente como héroes y patriotas luego de desastres monumentales como lograr el 50% de pobreza, el escándalo de YPF o como cuando Alberto Fernández lanzó con desenfado pocos días antes de huir a España : “Dejo un país en orden”.
Quizás hoy estemos en las puertas de un cambio. Nuestro destino sin embargo parece irreversible por lo que vemos y oímos.
Carlos González Fernández
LE 8.586.133
Producción tabacalera
El 18/01/2024, LA NACION publicó la nota “La guerra llegó al Congreso de manera paradójica”. Su autor, Carlos Pagni, afirma en ella que soy “kirchnerista” y que formo parte de un grupo de legisladores que estaría proponiendo modificaciones al proyecto de “Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, dirigidas a beneficiar a una empresa del rubro tabacalero. Tales alusiones a mi persona y pertenencia partidaria son inexactas, y considero peligroso dejarlas pasar sin más, ya que me agravian profundamente. Quiero dejar aclarado que como diputado nacional planteé modificaciones, y las he compartido a tantos legisladores como me fue posible. Mi propuesta consistió en fijar la tasa de impuestos internos a los cigarrillos en porcentaje igual al vigente antes de la modificación de 2017, y crear una tasa retributiva de servicios de salud sobre los productos elaborados con tabaco. Soy contador público nacional y apoyo hace décadas al productor tabacalero, no puedo escindirme de estas calidades. No improviso, con la propuesta busqué recomponer la recaudación nacional, la masa coparticipable y el Fondo Especial del Tabaco, recuperando la recaudación perdida, y cumpliendo también con los compromisos internacionales asumidos por nuestro país en materia de control del consumo de tabaco. Aclaro que mi alineamiento político es con el Partido Ahora Patria, cuyo líder es Alfredo Olmedo, e integro el bloque de La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados. La labor legislativa es amplia y abarca múltiples aspectos, puede ser sintetizada en tres funciones básicas: el dictado de leyes; el control que tiene sobre otros poderes del Estado, y la representación política. En el asunto que nos ocupa, el tratamiento legislativo del proyecto mencionado, cumplo y seguiré cumpliendo con mi función de diputado nacional representante de la provincia de Salta y pensando lo mejor para el pequeño productor tabacalero de todo el país. Que nadie busque segundas intenciones en el cumplimiento de mis responsabilidades ciudadanas, mis propósitos son claros, mi única guía es la causa argentina. ¡La Patria es ahora!
Carlos Raúl Zapata
Diputado Nacional por la provincia de Salta
Sillas en las plazas
Encontrar en las plazas públicas un banco con respaldo donde sentarse a la sombra en verano o al sol en invierno es una tarea ímproba. El gobierno de la ciudad, tan afecto a colocar bicicletas de uso público en diversos sitios de nuestra polis, debería copiar el sistema parisino en materia de sillas en las plazas. Se trata de sillas de aluminio, de color verde, con respaldo y apoyabrazos, que se apilan en las plazas públicas para que los ciudadanos las utilicen y tomen asiento en el lugar que les venga en gana.
Convengamos en que las sillas son bastante más baratas que las bicicletas, de modo que su costo no debería ser argumento para no copiar ese sistema.
Julio Alberto Manfredi
DNI 7.732.425
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