Camus, diplomacia, terrorismo en los 70
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Camus
Leo en el ejemplar del 25 de noviembre un excelente artículo de Alejandro Poli Gonzalvo acerca del humanismo de Camus y de la valiente rebeldía que lo convirtió en “un hombre que dice que no” y que se fija límites que no ha de cruzar. Además de los ejemplos que señala Poli Gonzalvo, me gustaría resaltar otro, ocurrido en nuestras tierras y que muestra cuáles eran esos límites que Camus se negaba a trasponer: cuando, en 1949, vino a nuestro país, no obstante su interés en dirigirse al público argentino, el escritor francés no dudó en llamarse a silencio y refugiarse en la casa de su amiga Victoria Ocampo cuando el gobierno de ese entonces prohibió la exhibición de una de sus obras de teatro y pidió conocer por adelantado el contenido de sus conferencias.
Como dice el artículo, “la suya puede parecer una rebelión inútil contra la violencia del mundo”, pero sigue siendo un ejemplo de conducta sin dobleces.
Juan Javier Negri
DNI 8.536.656
Diplomacia
A la vista de los últimos desaciertos en política exterior del país, ¿no habrá llegado la hora de utilizar para los cargos importantes de representación ante otros gobiernos y organismos internacionales a los miembros del cuerpo diplomático, que han estudiado muchos años para adquirir la debida preparación para representarnos con conocimiento, educación y eficiencia?
Guillermo González Lima
DNI 7.787.624
Terrorismo en los 70
Me solidarizo parcialmente con quienes suscribieron y adhirieron la presentación relacionada con la causa penal Nº 40.201 (Salgado) y otras, tramitadas por hechos terroristas de la década de 1970. Valoro la verdad completa y el respeto al principio de igualdad ante la ley para las víctimas de atentados que la historia oficial pretende ocultar, como la bomba al comedor de Policía Federal, entre otros. En la causa llamada juicio a los comandantes, la Cámara Federal calificó la acción subversiva de “...grave amenaza para la vida normal de la Nación” y “guerra revolucionaria”. Pero ¿por qué parcialmente? Porque pretendo que se respete la ley aplicable, para todos, para los Montoneros también, y no se emplee retroactivamente la inventada para satisfacer una “política de Estado” y llevar a cabo “juicios de venganza”, ni que esas normas sean usadas hoy como ley del Talión, por conveniencia, contra esos victimarios. No defiendo a terroristas, soy víctima de ellos por partida doble: primero los Montoneros asesinaron a mi padre en 1975, un ingeniero químico dedicado a la familia, a la profesión y al deporte; hoy, con los kirchneristas en los poderes del Estado, se me niega el derecho a la libertad manteniéndome preso, pese a haber cumplido la pena que ilegalmente me impusieron, violando incluso actualmente el principio de cosa juzgada. Defiendo la ley, aunque mis reclamos judiciales sean infructuosos, insisto en que solo respetando la legalidad para todos, establecida en el artículo 18 de la Constitución nacional se evitará perpetuar un conflicto que lleva medio siglo.
Juan Daniel Amelong
Militar (R), abogado
DNI 10.151.496
Tiempos
“…como seamos nosotros así serán los tiempos”. Si resulta oportuno evocar en estos días a Agustín de Hipona (354-430 d.C.) es por quienes se sienten inclinados a pensar que hoy ya no es posible recuperarnos, o por los que sentencian que el relanzamiento eventual solo podrá ocurrir después de varias generaciones. Al respecto, es preciso advertir que la falta de esperanza incrementa la desvitalización de un cuerpo social que si se desliza por esta pendiente escéptica y nihilista verá incrementar el número de sujetos aferrados cínicamente al oficio de desalentar cualquier proyecto vital, ya sea propio o ajeno. La incertidumbre y el dolor son experiencias humanas ineludibles –cómo negarlo–, pero en el enfrentamiento sensato de nuestras dificultades hay tesoros escondidos, fuerzas poderosas que despiertan anhelos y compromisos que a veces llevábamos adormecidos. Si en lealtad de conciencia retomamos el camino de ideales olvidados, se precipitará una inexorable transformación de los tiempos. Como lo planteó Freud hace tiempo, el malestar es inherente a nuestro tesoro común –la cultura–, ante lo cual resultan poco sensatos los augurios desalentadores que se fundan solo en abstracciones, conjeturas o en sofismas amargos e irresponsables. La operación en juego parece ser mucho más simple por lo menos desde el punto de vista teórico: “Si nosotros somos malos, nuestros tiempos serán malos, pero si nosotros somos buenos, nuestros tiempos serán indefectiblemente buenos”.
Felipe Rilova Salazar
DNI 11.960.628
China y Rusia
Después de escuchar al señor Carlos Pagni y sus comentarios con respecto a lo propuesto por Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, leí las incongruencias en las propuestas de este. El “empresario” parece un tanto confundido, ya que como socio de firmas chinas no puede desconocer que ese país ha postergado su financiación hasta que nuestro país acuerde con el FMI. Proponer “patear” el arreglo con el Fondo y volcarse a efectuar negocios con China y Rusia es otro desatino del señor Ferreyra, ya que al margen de lo de China –y como tan bien lo estableció Pagni–, la economía de Rusia es menor que la del estado de California. Parecería que quieren volver a la situación de las vacunas…
George W. Handley
gwhandley@bluewin.ch
Sermón profético
El artículo de Elisabetta Piqué sobre el decálogo del papa Francisco a los obispos me emocionó profundamente, y explico la razón. Hace 50 años tuve la gracia de asistir a la ordenación de Jorge Bergoglio. Lo que más recuerdo de la homilía del obispo en la ceremonia fue lo siguiente: “Miren el color de vuestra alba. Al final de vuestros días no teman si no reluce como hoy o se encuentra salpicada de barro: será la señal de que han caminado”. No sé si el papa Francisco lo recordará, pero es lo que en otras palabras hoy les dice él como sumo pontífice a los obispos.
Un sermón profético.
Gustavo A. Girard
DNI 4.403.339
En la Red Facebook
El embajador de Alemania visitó la provincia y cuestionó a Kicillof en Twitter
“¡Otro papelón más!”- María Haydée Urbina
“¡Qué vergüenza!”- Susana Cejas
“¿Sabe qué pasa embajador?, sabemos que ustedes tienen más pobreza que nosotros, ¿vio?
De qué nos serviría ser cordiales con Alemania...”- Daniel Bonaro
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