Carnaval querido, el pueblo está contigo
“Vengo a hablarles de nuevos inicios, de principios.” (De Alberto Fernández.)
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Esta columna comienza con un agradecimiento porque es bueno ser agradecido: gracias, Carnaval querido, que le restaste dos días hábiles a la semana y nos libraste de que pasaran más cosas en el país.
La semana pasada nos había dejado como saldo la mesa política del Frente de Todos. Lo teníamos a Alberto tendiendo el mantel con miedo a que le sobraran cubiertos y a Máximo, que no pensaba ir a la reunión, llegando de sorpresa al grito de “desproscriban a mamá”, a sabiendas de que no tienen otro eslogan, ya que mami puede presentarse a elecciones cuantas veces quiera porque no hay sentencia firme que se lo impida. Sin embargo, ese detalle de la proscripción terminó siendo el eje del documento con el que el frente selló su “unidad”.
Cuando habían pasado unas pocas horas del estallido de la última bombita de agua en Gualeguaychú, las aguas del oficialismo volvieron a agitarse el miércoles pasado con la ruptura del bloque kirchnerista en el Senado. Una ruptura que la propia Cristina Kirchner hizo trascender como el resultado de la mala política de Alberto. Lo previsible del oficialismo es que, como hacen los perros, se muerden la cola hasta que se dan cuenta que, si se lastiman, se embroman ellos.
Sin quererlo, hubo coincidencia entre Gobierno y oposición. Coincidencia para el zafarrancho. Mientras Horacito se preparaba para lanzarse como precandidato a presidente 2023, con un texto en redes sociales que necesita ser analizado por una junta de especialistas en marketing, sociología, relaciones públicas, psicología y psiquiatría, entre otras disciplinas involuntariamente afines, Vidal inauguraba su comando de campaña acompañada por Macri –que no termina de definir su porvenir electoral-, mientras que Patricia Bullrich le enrostraba ser un tibio al jefe de Gobierno porteño. “Usá las Taser”, le dijo palabras más, palabras menos a Larreta. “No las usamos porque las retiene el gobierno nacional, que las rechaza”, le respondieron los larretistas a Bullrich. Horas después se supo que el gobierno de Alberto mandó comprar, sin licitación alguna, 100 pistolas Taser para la Policía Federal.
Si usted, querido lector, se confundió miércoles con lunes por obra del finde largo, ¿qué me cuenta de las imágenes de Alberto en la Antártida y de Horacio en el kilómetro cero de la ruta 40?. Estaban vestidos casi igual. Uno en la Base Marambio prometiendo “nuevos inicios” como si nada se hubiera iniciado el 10 de diciembre de 2019 y otro diciendo que los argentinos queremos “iniciar el camino para vivir mejor”.
Otra coincidencia fue el frío que hacía en ambos lugares, seguramente el culpable de que Alberto haya dicho “énclave” en lugar de enclave, cuya segunda acepción en el diccionario de la RAE es “grupo político o ideológico inserto en otro y de características diferentes. O sea, el “énclave del Álberto en el góbierno de la Crístina”.