Campaña de simuladores
“Deberíamos tener un simulador de presidentes”. (De Cristina Kirchner)
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Qué pena que se terminó el tiempo de aprovechar la gestión gubernamental para perpetrar actos de campaña. Qué efímera fue la ilusión de estrenar el gasoducto Néstor Kirchner, que fue a meros efectos fotográficos, pero promete funcionar el próximo invierno y generar millones de dólares de cara chica o grande; dólares al fin. Lo mejor ha sido la contundencia de Cristina Kirchner, la vicepresidenta siempre a cargo del Gobierno y comandante en jefe de la campaña, para persuadir a los votantes del kirchnerismo que esta vez eligió bien al candidato a suceder al que escogió mal en 2019: Sergio Massa –el que aparece ganador en la interna de Unión por la Patria, a pesar del esfuerzo de Juan Grabois por querer ser el heredero del movimiento Nac & Pop y recibir respaldo de La Cámpora.
“Deberíamos tener un simulador de presidentes y sentarlos [a los candidatos] con los números de la Argentina, no con los de Noruega o Suecia”, planteó la lideresa kirchnerista al presentar un aparato para hacer prácticas de vuelo en Ezeiza, junto a otro artefacto a prueba en el FMI como es el ministro de Economía, que aparenta tener las soluciones a todos los problemas, pero aún no se han visto.
¿Quién puede discrepar con la idea de hacer simulaciones para confirmar la idoneidad de gobernar el país? ¿Acaso no se pasan difíciles exámenes para ser piloto de avión, neurocirujano o podólogo? Pero la política sigue siendo una disciplina amateur. A veces la gestión sale mejor y otras, la mayoría, peor. ¿Cuántos disgustos nos hubiéramos evitado si pasábamos a los candidatos presidenciales por simuladores de gestión? Sí, ya sé. Mejor no nos amarguemos el domingo.
Difícil develar qué sintió Massa al escuchar a la vicepresidenta hablar de “simulador”. Suele ser inexpugnable y contradictorio, solo es cuestión de esperar un poco. Quizás en su fuero íntimo, Sergio Tomás volvió a su adolescencia en San Martín cuando estaba de moda la versión de Queen de El gran simulador, el hit imbatible de Los Plateros, que aquí fue cantado por Estela Raval y los Cinco Latinos. Quizás tuvo nostalgias de aquellos días en que, en más de un asalto [entiéndase reunión de chicos y chicas en una casa con comida, bebida sin alcohol y música] se cantaba a voz en cuello y en una dudable fonética británica aquello de ¡Oh, sí soy el gran impostor/ a la deriva en mi propio mundo…/ Solo riendo y alegre como un payaso/ parezco ser lo que no soy…”