Camino a la santidad
La escena se repetía tras la misa mañanera de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar: las cabecitas de nueve hermanos se rozaban suavemente unas con otras en una ceremonia íntima convocada por su padre, que los abrazaba por la espalda a todos juntos, para rezar, entre otras oraciones, “Alma de Cristo, santifícame”, al pie del altar lateral consagrado a la Virgen de Luján.
Aquellos niñitos ya adultos, más de sesenta años después, días atrás, recordaban aquellas experiencias como místicas y las emociones se agolpaban mientras asistían al traslado de los restos mortales de su padre del lindero cementerio de la Recoleta a los pies, precisamente, de ese altar, donde tantas décadas atrás oraban con él.
Es que el domingo último se celebró el Día Nacional de la Comunidad Empresarial, en conmemoración del ejemplo orientado al bien común de Enrique Shaw, fallecido en 1962, a los 41 años, producto de un melanoma. Como alto directivo de Cristalerías Rigolleau, en Berazategui, supo granjearse el respeto y el cariño de sus empleados, que hasta le donaban sangre durante su tratamiento. Ya pasó de Siervo de Dios a Venerable y va camino a ser el primer empresario en la historia que el Vaticano santifique.
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