CABA: nuevas oportunidades para el desarrollo profesional de los docentes
En la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se está debatiendo en estos días un proyecto para modificar aspectos relevantes de la carrera docente. Un tema trascendental porque existe a nivel nacional e internacional un consenso fuerte sobre la importancia de los requisitos y oportunidades de la carrera docente para la calidad educativa. En la Argentina, la ley nacional de educación prevé el ascenso de tipo vertical y el de tipo horizontal pero ninguna jurisdicción había avanzado hasta ahora en este sentido.
En la Argentina la promoción en la carrera docente se da por antigüedad y acumulación de certificaciones dispares, con los cargos de conducción como única alternativa de ascenso. Mientras tanto, otros países de la región, como Chile, Perú, Ecuador o Colombia, han avanzado en los últimos 30 años hacia “carreras de segunda generación”, donde existen marcos referenciales de buen desempeño, la formación se ajusta a las necesidades de cada etapa de la carrera, las oportunidades de ascenso se diversifican, se introducen nuevos estímulos monetarios y el desempeño ocupa un lugar importante en el pasaje de un tramo al otro.
El proyecto de CABA plantea modificaciones en tres instancias. En primer lugar, para los docentes recién recibidos propone un trayecto de formación que complemente la formación inicial y permita acortar los tiempos para acceder a la titularidad del cargo. Esta medida es importante ya que se sabe que los cinco primeros años de ejercicio profesional son estratégicos para propiciar buenas prácticas de enseñanza. Será crucial que esa formación se centre en los desafíos concretos de la práctica docente.
En segundo lugar, el proyecto habilita nuevas especializaciones y crecimientos alternativos a los cargos directivos. Así, la llamada carrera horizontal abre alternativas con formación y concursos específicos, que además de diversificar la carrera docente enriquecen el funcionamiento de la escuela al introducir nuevos roles importantes para su mejor funcionamiento. Los docentes podrán especializarse en el trabajo con los estudiantes con necesidades específicas o con colegas para acompañar la enseñanza.
En tercer lugar, la propuesta pone foco en dos cargos cruciales para mejorar el aprendizaje: los directores y los supervisores. Se brindará una formación especializada de un año para ambos cargos, con un plus salarial del 20% para quienes la cursen. Este puede ser un cambio estratégico para el sistema educativo, dado que el salto entre el cargo docente y el directivo es grande y hasta ahora no mediaba una formación específica sustantiva, a condición de que la calidad de la formación esté garantizada.
Esta iniciativa se gestó en forma paralela a un anuncio del Ministerio de Educación de la Nación en 2021: la presentación de un proyecto de ley nacional de formación y carrera docente, aún no concretado. Aunque sabemos que en el país existen numerosas buenas leyes sin cumplir, sería nodal avanzar con una ley marco en la materia, que sin cuestionar el federalismo empujara en todo el país cambios indispensables en el sistema de formación docente, la calidad de la formación inicial y continua, las condiciones laborales y la carrera docente.
Las distintas dimensiones de la profesión docente deben ocupar el corazón de la política educativa. Junto con la infraestructura, el equipamiento, el tiempo de aprendizaje y claridad en los objetivos de aprendizaje, las políticas docentes son la vía principal de la mejora. Esto lo sabemos por historia y por la contundente evidencia internacional. Un país que no prestigia a sus docentes condena cualquier proyecto de mejora educativa. El proyecto presentado por el interbloque Vamos Juntos de la Legislatura porteña, con autoría de la legisladora Manuela Thourte, es una apuesta en este sentido.
Doctora en Sociología de la Educación y jefa de equipos técnicos de educación de Martín Lousteau (UCR Evolución)