Buenos Aires, talento y creatividad
La base del éxito de una ciudad es su posicionamiento único y distintivo. Las ciudades, en la última década, han dejado de diferenciarse en infraestructura para hacerlo en valores. No se trata de que las infraestructuras no sean importantes, sino de que se las da por supuestas. Por eso, uno de los principales elementos para el posicionamiento de una ciudad es la construcción de una marca, que implica adherir a ella ciertos atributos diferenciadores que le agreguen valor.
Una marca-ciudad logra materializar los intangibles –la creatividad, el capital humano–, capta los valores, el encanto local, y concentra sus ventajas competitivas bajo un concepto superador que le permite competir con otras ciudades, ya no por inversiones o turismo, sino por la atracción de talento. Lo que hoy se llama la "clase creativa".
Cuando pensamos el posicionamiento de Buenos Aires, y tenemos un mirada holística de la ciudad, indefectiblemente las dos cualidades que resaltan son la creatividad y el talento. Por tanto, a la hora de pensar políticas que desarrollen estas cualidades y sustenten una marca-ciudad que diferencie a Buenos Aires, coincidimos en una estrategia: fomentar aquellas industrias intensivas en conocimiento y que emplean alto valor agregado. Las industrias creativas, las del talento: la tecnología, la industria audiovisual, el arte y el diseño.
Pero redoblamos la apuesta. No sólo promovemos industrias que concentren creatividad y talento –algo que otras ciudades han hecho–, sino que decidimos generar comunidad alrededor de ellas. Y así nacieron los distritos de Buenos Aires.
Un distrito es pensar la ciudad como espacios temáticos en los que tiene lugar el desarrollo de una industria de alto valor y la mejora de un barrio postergado a partir de la sinergia público-privada. Como el área históricamente más relegada de la ciudad de Buenos Aires es el Sur, es ahí donde están tres de los cuatro distritos que tiene la ciudad. El distrito tecnológico en Parque Patricios; el distrito audiovisual en Chacarita, Colegiales, Paternal, Palermo y Villa Ortúzar; el distrito de las artes en San Telmo y La Boca, y el distrito de diseño en Barracas.
El primer proyecto fue el distrito tecnológico y hoy ya es un caso testigo. Concentramos en uno de los barrios más antiguos de la ciudad un cluster de tecnología y servicios informáticos a partir de incentivos fiscales, pero sobre todo a partir de la generación de confianza.
En cifras, hoy el DT significa 125 empresas, 116.586 m2 puestos en valor en el barrio y 8300 empleos nuevos. Para el barrio, significa la llegada del subte (la línea H), 650 efectivos de la Policía Metropolitana, una comisaría, 30 cámaras de seguridad, la remodelación completa del parque insignia del barrio; y está llegando la sede central del Banco Ciudad. Pero además significa orgullo, el de volver a pertenecer a un barrio donde poder vivir y trabajar.
Los distritos son una fórmula de éxito que trabaja sobre los valores de la marca Buenos Aires: talento y creatividad. Trabajan sobre el posicionamiento de Buenos Aires, no sólo porque atraen inversiones, sino porque convierten a Buenos Aires en una ciudad atractiva para desarrollarse y vivir y seducen a esta "clase creativa" por la que compite el mundo.
Y a nivel local, los distritos nos permiten construir una ciudad mejor, con más oportunidades de realización personal y empleo; una ciudad más justa y con mejor calidad de vida.
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