Billetes que no garpan
Además de perder la ocasión de anunciar billetes de más alta denominación (que nos hubiesen evitado la sensación de tener en los bolsillos dinero sin valor y, de paso, ahorrarían al fisco unos cuantos millones a la hora de emitir), seguimos en deuda con los hombres y mujeres que honraron nuestra cultura.
México tiene en el de $500 a los célebres artistas plásticos Frida Kahlo y Diego Rivera y a la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz en el de 200; Wolgang Amadeus Mozart mira a los austríacos desde el billete de $5000, como la escritora Gabriela Mistral lo hace con los chilenos desde idéntico valor.
Pero no hay como los uruguayos: en su papel moneda no aparecen militares ni presidentes. Pero sí escritores como Juana de Ibarbourou y Juan Zorrilla de San Martín (el padre de la célebre China), el gran artista plástico Pedro Figari y el músico y compositor Eduardo Fabini.
¿Por qué aquí no hay billetes con las caras de Alfonsina Storni y de María Elena Walsh? ¿O de Borges, Cortázar y Sábato? ¿Carlos Gardel, Mercedes Sosa o Luis Alberto Spinetta? Lo propuso el artista plástico Daniel Santoro y, a pesar de ser peronista, su idea no prosperó. Nos perdimos billetes de mayor valor afectivo.