Basquiat, o las vicisitudes de un artista negro en un mundo de blancos
Plástica y Literatura. Dos muestras, en Brooklyn y en Bilbao, le rinden homenaje. Jennifer Clement, autora de La viuda Basquiat, recuerda la gran historia de amor del pintor en la convulsionada Nueva York de los años 80
"Un museo es otra plantación de algodón", solía decir Jean-Michel Basquiat, el talentoso artista de color y protegido de Andy Warhol que, tras morir de una sobredosis, a los 27 años, se convertiría en un mito. Una mañana, en el MOMA, desafió a su novia, Suzanne Mallouk, a contar obras de autores negros presentes en la galería. Ella no encontró ninguna.
Figura exótica, que oscilaba entre art dealers y drug dealers, Basquiat llenó cuadernos con fragmentos poéticos, sketches y observaciones personales. Hasta el 23 de agosto, en el Museo de Brooklyn pueden verse unas ciento sesenta páginas de esos cuadernos, además de pinturas de gran formato, en la muestra Basquiat: The Unknown Notebooks. Paralelamente, se exhibe en el Museo Guggenheim de Bilbao, hasta el 1 de noviembre, otra exposición: Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento, con cien obras ordenadas de manera temática.
"Él era un artista negro en un mundo de blancos. Se dice que rompió la barrera del color en el arte contemporáneo, pero yo creo que sigue siendo un mundo en el cual es muy difícil entrar", señala por Skype Jennifer Clement, autora de La viuda Basquiat, una memoria poética sobre la pareja que conformaron Jean-Michel y Suzanne, y a la vez, sobre Nueva York en los años 80.
Entre la rabia y el carisma
Nacido en Brooklyn, en 1960, luego de que sus padres (un contador haitiano y una diseñadora gráfica de ascendencia puertorriqueña) perdieron a un primogénito, Jean-Michel creció entre los dibujos animados que reproducía en las grillas de contabilidad de su papá, los museos que visitaba con su mamá y las películas de Alfred Hitchcock que pasaban por TV. A los 7 años, un coche lo arrolló: se quebró un brazo, tuvieron que extraerle el bazo y pasó un mes hospitalizado. Entonces su mamá le regaló Gray’s Anatomy (La anatomía de Gray), un libro que marcaría su trabajo, poblado de esqueletos, entre otros símbolos, y que daría nombre a la banda musical (Gray) que fundó en 1979 con el performer Michael Holman, en el club Mudd. "Además de iniciarlo en el arte, su madre era una presencia amorosa en su vida. La vi sólo una vez, en la gran exposición que él tuvo vivo. Estaba todo el mundo de la moda y el espectáculo. Como ella tenía problemas mentales, él no quería que la vieran, entonces nos puso a la mamá, a Suzanne y a mí sentadas, detrás de un cordón, como si fuéramos una obra de arte, y nos dijo que no nos moviéramos de ahí", rememora Clement.
Basquiat tenía 8 años cuando sus padres se separaron y su mundo se rompió. Su papá, él y sus dos hermanas menores se mudaron una temporada a Puerto Rico, mientras su mamá era recluida en un hospital psiquiátrico. De regreso en la Gran Manzana, Jean-Michel pasó por varios colegios, entre otros, el City Arts School, para alumnos con talento, donde conoció a Al Díaz, un grafitero con el que hacían pintadas filosóficas que firmaban con el seudónimo SAMO ("Same old shit", o sea, "la misma mierda de siempre"), que se hizo popular en las calles, por las que circulaban el hip-hop y las drogas.
Un año antes de graduarse, Basquiat dejó la escuela y el hogar paterno: dormía en casas de amigos, se juntaba con otros artistas y tomaba ácidos en Washington Square. Con su progenitor siempre tuvo una relación complicada. Él le propinaba palizas frecuentes, un trauma que Basquiat compartiría con Suzanne, su futura novia, una chica de Ontario (Canadá), que mostraba inclinaciones artísticas y había sufrido a un padre abusivo. "Él no provenía de un gueto, ni era pobre, como otros grafiteros. Sí venía de una situación familiar muy difícil. Tanto él como Suzanne eran personas muy desprotegidas. Creo que, en parte, eso me llevó a escribir sobre ellos, porque me atrae mucho la fragilidad de los seres humanos", afirma Clement, quien es autora además de Ladydi (Lumen, 2014), en que narra el robo de niñas por narcotraficantes, en Guererro, México.
A los 20 años, independizado de SAMO, Basquiat continuó haciendo pintadas en que criticaba el racismo y el capitalismo, y comenzó a pintar remeras y postales para ganarse unos pesos. Así conoció a Warhol, en un restorán del Soho. Poco antes también había trabado amistad con Keith Haring. Carismático, curioso y "rabioso", soñaba con convertirse en "el Charlie Parker de la pintura". Y sobre todo, con ser famoso.
Annina Nosei fue la primera galerista que le ofreció en 1982 una exposición individual y un espacio para sus pinturas expresivas, coloridas y a la vez "oscuras", en las que Basquiat imprimía sus raíces africanas, su galería de "dioses" (Parker, Miles Davis, Muhammad Ali) y sus coronas de tres puntas (por la poesía, la música y el boxeo). "Él era un genio, un tipo culto, con conocimiento sobre el arte moderno y mucho más sofisticado que otros chicos de su edad", lo describió Nosei.
Arroz con pollo
Jean-Michel y Suzanne se conocieron en 1980, en Night birds, un bar de Manhattan donde ella servía tragos, mientras él escuchaba "My Heart belongs to Daddy". Al poco tiempo él se mudó al pequeño departamento de ella. Dado que la creatividad de Basquiat no tenía límites, pintaba todo: desde el piso hasta la heladera, como se ve en la película Basquiat (1996) de Julian Schnabel.
Clement, nacida en los Estados Unidos pero criada en México, había llegado a Nueva York, en 1978, para estudiar literatura y antropología. "Era una ciudad muy peligrosa, nada que ver con lo que es hoy", recuerda Jennifer, que trabajaba como mesera en un restorán mexicano, en el que también lo hacía Suzanne. Se hicieron amigas. "Basquiat y ella ya estaban juntos. Lo vi por primera vez en su estudio, en el sótano de Annina Nosei. Me impresionó su inteligencia y su sentido del humor."
Según Clement, Suzanne era la musa, la madre y la amante de Basquiat y, a pesar de una relación de muchas rupturas y vueltas, hasta su muerte estuvieron juntos, aunque él salía con otras chicas, como Kelle Inman, que lo encontró muerto. "Él nunca dejó de querer a Suzanne. Lo que pasa es que quería más las drogas... Ella era muy cálida. Él la pintó en el cuadro Arroz con pollo, que se llama así porque, por su mamá, él hablaba algo de español. Ahí están los dos desnudos; él le está sirviendo pollo a ella. Es un cuadro muy amoroso. Uno de mis favoritos." Otra pintura, El panel de los expertos, surgió luego de una pelea entre Suzanne y Madonna, con quien Basquiat salió, en la discoteca Roxy. En el cuadro está tachada la palabra "Madonna" y sin tachar "Venus", que era como él llamaba a Suzanne. "Todo el mundo estaba tan loco y drogado, menos Madonna, que nunca fue drogadicta... Ella se llevó un abrigo de Suzanne del armario de Jean-Michel, y siempre lo traía puesto."
En el libro de Clement, Suzanne, que dejó las drogas cuando murió su amor y ahora es psiquiatra, comenta que Basquiat era como un niño que nunca creció. "Siempre compraba cosas caras, como si el consumirlas lo hiciera valioso." Es irónico que, en 1984 se subastara uno de sus cuadros, Untitled (Skull), que había sido adquirido por 4 mil dólares el año anterior, en 19 mil dólares, y que a él, quien iba a fiestas de moda, vestía ropa de Armani y se convertiría en portada del New York Times, en las calles no le pararan los taxis. "Él se escondía detrás de un árbol, mientras Suzanne los hacía parar. Estados Unidos es un país profundamente racista", subraya Clement. Una realidad observable hoy, con las palizas policiales en diferentes ciudades y el tiroteo en una iglesia de Charleston.
En los últimos tiempos, Basquiat estaba muy metido en las drogas. ¿Suzanne lo dejó por eso? "Fue una mezcla de cosas. Ella también se drogaba, claro que no como él. Él ya estaba perdido con la heroína. La gran ruptura se produjo cuando él conoció a Andy Warhol, que le tenía muchos celos a Suzanne. En un momento Jean-Michel le dijo a ella: ‘¿Quieres saber si me acuesto con Warhol, verdad?’. Y como tenía un sentido del humor un poco diabólico, luego terminó: ‘pero no te lo voy a decir’… Para mí Warhol era asexual; ellos tuvieron una fascinación artística mutua, que se reflejó en sus colaboraciones. Y cuando Warhol murió, en 1987, un año antes que Jean-Michel, fue notorio cómo lo afectó su muerte. Nosotros vimos cómo se iba para abajo." Tan abajo, que no regresó.