Ay, por favor, esta gente
Las conversaciones pueden ser hermosas y fluidas o un dolor de cabeza si esta gente decide meterse a opinar
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Y llegó el día en el que se reunió el grupo de autoayuda con lo peor de las conversaciones. La primera en llegar fue la anécdota mal contada, que quiso divertir a todos y recordó el día en que vio cómo Diego Maradona cruzaba mal la avenida 9 de Julio y a los cinco minutos remató la historia… contando que vio a Maradona cruzando mal la 9 de Julio. Encima hubo que repetir la anécdota porque en el medio llegó el que entiende todo por la mitad y en vez de Maradona entendió Madonna. Venía acompañado por un amigo infaltable: el superador de anécdotas, que contó que él vio a Maradona, en un tractor cruzando la 9 de Julio vestido de Papá Noel.
Al rato llegó el que se va por las ramas. Explicó que llegó tarde porque iba a tomarse el colectivo pero había paro, entonces fue al subte pero no tenía la SUBE, fue ahí que se acordó que una vez su tío le contó que si le pedís al guarda que te deje pasar, lo hace aunque sea de mala gana. Su tío había trabajado en el subte en la época en que el jefe de Gobierno era Jorge Telerman y hasta una vez le dio la mano. El tema fue que después viajó a Londres y ahí también hay subte.
Lamentablemente no pudo seguir la historia porque justo lo interrumpió un viejo conocido del grupo: el que no entiende los ejemplos. Escuchó lo que se estaba contando y aclaró que el subte de Buenos Aires no es como el de Londres, porque el de Londres tiene más líneas, más estaciones y en algunos tramos circula al aire libre, como un tren. Es más bien una red férrea de transporte.
En el medio apareció el que repite lo que acaba de escuchar pero con otras palabras, que explicó que Gran Bretaña desarrolló antes que la Argentina su red de subtes, que tiene más estaciones y que incluso a veces los vagones suben a la superficie, como un tren. Tenía la atención de todos menos del otro personaje que había llegado hacía un momento: el que está distraído y es famoso por saltar con una frase de cabecera. “¿Qué decían?”, dijo y hubo que repetir todo.
Una vez con todos presentes, la reunión empezó coordinada por un viejo conocido: el corregidor de lo que dice el otro, que no pudo con su genio y explicó que en realidad los londinenses no le dicen “subte”, sino “the tube”, debido a la forma tubular de sus túneles. Iba a aclarar que no solo opera en Londres, sino también en Buckinghamshire, Essex y Hertfordshire, cuando lo interrumpió el interrumpidor y preguntó a qué hora jugaba la selección, ante lo que el insoportablemente detallista le dijo que tenía que aclarar a qué selección se refería, porque también se estaba jugando la Eurocopa. Ante eso explotó el corregidor, que aclaró que el nombre oficial es Eurocopa 2024. El ida y vuelta molestó al impaciente que solo repetía: “¿A qué hora juega la selección? ¿Y? ¿Por TyC? ¿hoy?”.
La tensión creció en el ambiente y tuvo que intervenir el relativizador, que les dijo que no era para tanto y que ese tema tampoco era la gran cosa porque la Copa América no es tan importante. Como era de esperar, el exagerado saltó de la silla y lo increpó al grito de: “¡Cómo no va a ser importante! ¡Está a la altura de un Mundial!”. Y detrás de él se sumó el que a todo le encuentra la vuelta política: “¡Y en vez de hablar de fútbol por qué no cuentan lo que hizo Massa, están calladitos, eh!”. El que quiso calmar las aguas fue el soberbio, con su clásico latiguillo: “Te iba a explicar por qué la Copa América no es como un Mundial pero no lo vas a entender”.
Ante semejante escándalo, el vueltero preguntó si no era mejor, quizás, por esta vez, o quizás no, por el momento, suspender el encuentro y volverse a ver la semana que viene. O la otra, bah, que votaran, o no. Fue ahí que el tajante decidió tomar las riendas del asunto: “La semana que viene, acá, a las 15 horas. Chau. Basta. Chau”.