Axel Kicillof, nuevamente mensajero de Cristina
Axel Kicillof le adelantó a los gobernadores del PJ las críticas de esta semana al gobierno nacional en la reunión que mantuvieron el 30 de marzo en el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Ámbito inapropiado para la catarsis, por la desconfianza mutua que reina entre los asistentes. No acostumbran revelar eventuales pasos futuros por temor a que sean aprovechados por otro para congraciarse con el Poder Ejecutivo, único facultado a distribuir los preciados fondos coparticipables y de otros programas con los que se puede establecer premios y castigos.
Una situación engorrosa por la que nadie desea atravesar. Los reproches forman parte de los temas excluidos de esa agenda para evitar este tipo de autoflagelación. Por eso causó impacto los que le efectuó el gobernador bonaerense a Alberto Fernández. El prejuicio, tal vez exagerado, que existe alrededor de Kicillof por haber llegado a ese cargo gracias a Cristina Fernández de Kirchner, indujo al resto a pensar que esa posición expresa una orden de ella para enviarle un mensaje al Presidente.
De forma más directa y vehemente que la de anteayer en sus declaraciones radiales, Kicillof aludió la semana pasada a “la situación social en el conurbano y el interior” bonaerense. En la traducción que hacen los gobernadores de esas palabras, su significado latente remite a una versión reproducida de modo insistente en la provincia de Buenos Aires. La posibilidad de desdoblar las elecciones. Una aparente y velada amenaza para lograr lo que hasta ahora parece no haber conseguido el kirchnerismo.
Captar la atención de Fernández sobre la necesidad de un cambio de gabinete que exprese un giro de la política económica. A esa corriente la desvela los efectos erosivos que una combinación del reajuste de tarifas de luz y gas y restricción monetaria puedan ocasionar al liderazgo electoral de Cristina en el Gran Buenos Aires. La región donde la localización sociogeográfica de amplios bolsones de pobreza estructural coincide con la de sus electores más fieles.
Fernández debería alegar ingratitud de Kicillof. En 2021 lo asistió con 807.271 millones de pesos por coparticipación y transferencias automáticas. Casi el triple de Córdoba (297.297 millones), la provincia que más recibió después de la de Buenos Aires. Pero probablemente no le haga falta. Oficialistas desencantados con Cristina, que los hay, comienzan a revisar su valoración inicial del Presidente y atribuirle algunos méritos en la supuesta lucha desigual con su vice.
Sobre todo por haberla inhibido de difundir una nueva carta. Un recurso agotado, como admitió de forma alambicada la vicepresidenta. En especial por el daño que se auto infringe. En la mayoría de los sondeos es percibida como la persona más influyente en el gobierno de Fernández. Algo que se esmeró en desmentir con la última misiva que dio a conocer después de las PASO. Wado de Pedro hizo saber a la CGT por un funcionario del Ministerio del Interior que no se repetirán las renuncias masivas que la sucedieron para evitar comparaciones con el 2001 y el pésimo rendimiento de esa acción.
Además de confirmar su realineamiento con Cristina después de una crisis, la reaparición hard de Kicillof condiciona la posibilidad del desdoblamiento que depende del diálogo en la Legislatura con la oposición suspendido por dos años y retomado con la llegada de Martín Insaurralde a la jefatura del Gabinete.
Ni la estrecha relación del intendente de Lomas de Zamora con Máximo Kirchner impidió que el PJ bonaerense se auto convoque a escuchar las razones de su presidente para renunciar a la titularidad del bloque de diputados en el Congreso a 48 horas de haber tomado esa decisión. Los argumentos del jefe de La Cámpora no terminaron de convencer a un grupo de intendentes.
La pelea con Fernández diluye otras ofensivas. Como las que podrían acechar a Kicillof pero también a Máximo en el PJ. El gobernador y el jefe de La Cámpora son dos enemigos íntimos pero aparentemente asidos a la misma suerte. Si se desdobla, la elección de legisladores provinciales sería antes que la de nacionales. Pondría a prueba lo que sostiene el kirchnerismo. Los intendentes no retendrían municipios sin ella en sus listas.
Cristina no tendría problemas para ser reelegida como senadora nacional. Aunque el oficialismo pierda, ingresaría por la minoría. Los gobernadores del PJ le prestan atención a esta situación particular que resume la disputa bonaerense en Juntos. El 16 de marzo Diego Kravetz se reunió con Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto para anticiparles que Néstor Grindetti será candidato a gobernador.
Un anuncio que tal vez tenga lugar el 22 de abril en Lobos, donde el intendente de Lanús presentará Juntos Hacemos, en alianza con Julio Garro. Una línea interna sobre la base del partido que inscribió el intendente de La Plata en la Justicia Electoral bonaerense y cuya mesa ejecutiva presidirá Kravetz. Jefe de Gabinete de Grindetti y aspirante a sucederlo en el municipio.
La principal dificultad de este proyecto hace dudar a Diego Santilli sobre si es real o aparente el malestar de Grindetti y de Kravetz con la decisión de adherir a la candidatura presidencial de Bullrich que madura la formación original de Hacemos: los peronistas de la zona sur del conurbano incorporados por Kravetz. El único que desistiría de esa iniciativa que tiene por estrella a Pablo Paladino, casi un ahijado dilecto de Aníbal Fernández. Santilli es el candidato a gobernador de Horacio Rodríguez Larreta que disputa con Bullrich la postulación presidencial en el Pro.
Esa especulación involucra la probabilidad de que Mauricio Macri intervenga en esa competencia con Bullrich de candidata a gobernadora en la provincia. Algo descartado por ella y también por los voceros del expresidente pero no por algunos de sus interlocutores políticos. Aliado a Santilli pero resistido por Rodríguez Larreta, Pichetto estuvo el martes en Lomas de Zamora con Carlos Reymundo Roberts para presentar su libro Capitalismo o pobrismo junto a Guillermo Viñuales, exjefe del Gabinete de Insaurralde y candidato a intendente de la coalición opositora.
El de Pichetto es un experimento autónomo de la primera plana del Pro pero con la intención de explorar una solución al paradigma que comparten varios de ellos con Cristina, en una extraña paradoja. Un piso electoral alto pero con un techo bajo. Ese cuadro que exacerba la pelea de cúpulas que la ciudadanía es lo que aparenta rechazar la ciudadanía con su preferencia por Javier Milei, Bullrich y Pichetto pero también por Facundo Manes. La capacidad de retener ese voto es la disputa que Manes todavía mantiene con Santilli después de las PASO. Gastón, su hermano, presidirá la Convención Nacional de la UCR en acuerdo con Gerardo Morales. El diputado nacional y el gobernador de Jujuy aspiran a lo mismo. Ser candidato presidencial. La Convención Nacional define la política de alianzas. Un reconocimiento a Manes pero también a Maxi Abad, titular de la UCR bonaerense y del interbloque Juntos en la Cámara de Diputados de la Legislatura. El único admitido como interlocutor por el trío oficialista que predomina en las decisiones en ese cuerpo. Su presidente, Federico Otermín, el vicejefe del Gabinete, Juan Pablo de Jesús, y Mariano Cascallares, diputado provincial e intendente de Almirante Brown.