Autoexcluirse para combatir la ludopatía
Por una ley del año pasado la Legislatura bonaerense obligó a los 46 bingos del distrito a empezar a cobrar una entrada de 20 pesos, con el fin de ser destinados, en partes iguales, a las arcas de la gobernación y del municipio donde funciona el establecimiento. La reglamentación de la norma aún no se ha realizado por lo que el ingreso a las salas de juego continúa siendo gratuito. Una vez resuelta esta cuestión, el gobierno de la provincia de Buenos Aires pondrá en funcionamiento una herramienta tendiente a asistir a las personas que sufren de ludopatía.
Según explicaron fuentes del Instituto de Lotería y Casinos bonaerense, a cargo de Matías Lanusse, la iniciativa consiste en usar para el pago una tarjeta asignada, como sucede con la SUBE. Si el portador lo desea, el plástico puede ser bloqueado para impedir que sea empleado en cualquiera de las 21.000 máquinas tragamonedas operativas que hay en salas de juego provinciales. La persona que sufre de ludopatía debe aceptar que se registren sus datos en esa tarjeta, que no sólo habilitaría la posibilidad de bloqueo, sino que también permitiría mejorar las estadísticas sobre el comportamiento de esos pacientes.
La ludopatía es una enfermedad creciente y de difícil control, ya que el juego promueve además, hábitos que alejan a las personas de la responsabilidad del esfuerzo, de la cultura del trabajo y del estudio. Termina constituyendo una adicción conductual, en la que la persona necesita jugar de forma reiterativa para cubrir las exigencias de gratificación de su cerebro.
El juego cumple la función de evasión, cuando nunca es la solución a los problemas. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la ludopatía una enfermedad mental similar a otras adicciones, ya que el juego compulsivo provoca sensación de euforia cuando se está apostando y malestar, inquietud o irritación cuando se intenta interrumpir esa conducta.
El proceso de autoexclusión comienza con la solicitud para no ser admitido en los establecimientos. Para ello, los interesados deben realizar un trámite personal en la sede central de Lotería. La restricción dura tres meses y, luego, debe renovarse. Actualmente, suman 2035 las personas autoexcluidas de las salas de juego de la provincia de Buenos Aires.
Las tragamonedas son la modalidad que más eligen los jugadores compulsivos. En Buenos Aires, representan el 65% del juego predominante en los pacientes que se atendieron en los centros de prevención y asistencia.
En Córdoba, la herramienta de la autoexclusión está contemplada en el Programa Permanente de Juego Responsable que la sociedad del Estado, administradora exclusiva del juego en la provincia, instrumenta desde 2008. Actualmente, son 1200 las personas que asumen su adicción a los juegos de azar. La solicitud es por cuatro años y tiene carácter irrevocable, salvo excepciones que requieren garantía profesional o judicial.
La ludopatía es un problema social que ocasiona serios inconvenientes y elevados gastos, tanto para las instituciones públicas como para las familias de los afectados. Por ello, todas las medidas tendientes a combatirla deben ser bienvenidas. Es de desear entonces una rápida reglamentación de la ley provincial que implementa el cobro de entrada a las salas de bingo y la tarjeta que permite la autoexclusión al juego.