Auspicios y desafíos en la cifra 2023
Aunque las pitagóricas veleidades de la numerología han sido desestimadas como una superstición, su aplicación a la historia ostenta la no escasa virtud de ser capaz de hallar en ésta todo aquello que se persiga, como por ejemplo, concebir auspiciosas ilusiones a partir de sencillas aunque significativas coincidencias numéricas, como son las que existen entre este 2023 y aquellos 1813, 1853, 1983, cifras estas últimas a las que basta pronunciar para rememorar esplendorosos sucesos fundacionales de la historia argentina.
No obstante, y respondiendo a esa proteica capacidad de la numerología de brindar todo lo que se le pida, a la par de las esperanzas que insinúan estas afinidades aritméticas, surgen contrastes que involucran considerables desafíos, pues las consecuciones que invocan aquellas cifras establecieron varas muy elevadas para las chaturas políticas de estos días.
La cifra 1813 evoca para todo argentino el tierno recuerdo escolar de aquella “Asamblea del Año Trece” que estableció algunos pilares básicos de enorme trascendencia para el destino del país, como declarar el principio de la soberanía del pueblo, fijar la fecha nacional el 25 de mayo, omitir la imagen del rey español, encargar la composición de un himno nacional, dictar la libertad de vientres, suprimir los títulos de nobleza, derogar el servicio personal de los indígenas, la inquisición y la tortura, y nada menos que consagrar la libertad de prensa, principio sorprendentemente relativizado 210 años después por el gobierno actual.
Si bien el número 1853 suscita al instante la vibrante imagen de la solemne Constitución Nacional, la Ley de Leyes que constituye la sagrada escritura de la religión laica del ciudadano argentino, todavía se discuten desde el Gobierno algunos de sus fundamentos esenciales, como la independencia del Poder Judicial.
La cifra 1983 insufla en cada argentino el orgullo de haber salvado a la patria de su hora más oscura por el luminoso camino de la paz y la justicia, sin sangre ni venganzas sino con ley, convocando a todos los argentinos a recitar juntos el preámbulo constitucional y concretando una hazaña sin precedentes mundiales en materia de Derechos Humanos, epopeya que impactó en todo el continente y el mundo. Sin embargo, aquella austera armonía cívica y ética está hoy severamente cuestionada por un gobierno que adhiere a la deletérea filosofía de alentar grietas, discordia, violencia, recaudaciones ilegales y una moral sujeta a los fines, como herramientas ineludibles de la política, además de un apoyo entusiasta a varios regímenes donde se violan ostensiblemente los principios de libertad, justicia y Derechos Humanos, estrechamente asociados a 1983.
Pero, como ya se ha dicho que en los caprichosos números puede hallarse todo, también es familiar al 2023 el guarismo 1943, que evoca la trágica revolución que inoculó en la Argentina el germen de un populismo entonces filonazi y fascista, cuyas secuelas aún hoy se padecen, pues continúan reñidas con los principios connotados en aquellas otras cifras de 1813, 1853 y 1983.
Si estas sencillas coincidencias numéricas alcanzasen a infundirnos el afán por desterrar las sombrías implicancias del guarismo 1943, y por plantearnos realizar plenamente las elevadas expectativas que encarnan las cifras 1813, 1853 y 1983, entonces la numerología habría cumplido una contribución al espíritu de concordia refundacional que se augura al 2023.
Diplomático de carrera y miembro del Club Político Argentino y de la Fundación Alem