Auschwitz, mártires sin tumbas
Las Naciones Unidas fijaron el 27 de enero como Día de Recordación del Holocausto . En esta fecha de 1945 las tropas rusas entraron en el campo de Auschwitz. El sobreviviente Primo Levi cuenta que los soldados que ingresaron ese día se avergonzaban, como seres humanos, ante el horroroso cuadro que veían.
Auschwitz (junto a Birkenau y otros campos satélites) era un centro de trabajo esclavo para empresas como I. G. Farben (fabricante del mortal gas Zyklon B), Krupp, etcétera; un espacio de experimentación médica con seres humanos vivos y un enorme lugar de asesinato masivo por gaseado y otros métodos. (Auschwitz, sin tumbas de los mártires, es el mayor cementerio judío del mundo.)
En poco más de cuatro años fueron "eliminados" más de un millón de judíos europeos, patriotas polacos, rusos, gitanos, testigos de Jehová y homosexuales.
El historiador Georges Bensoussan afirma: "En Auschwitz no solo se mató a individuos, también se mató a la muerte. Esta implica un proceso esencialmente humano, con un ritual muy fuerte y muy denso. Aquí ya no queda nada, ninguna huella: la propia muerte ha sido destruida...". Se "fabricaban cadáveres" que el mismo sistema se encargaba de "eliminar eficientemente".
El investigador italiano Enzo Traverso así expresa su visión del Holocausto o Shoá: "El genocidio judío es el único en que el exterminio de víctimas no era un medio, sino un fin en sí mismo".
Los nazis eran profundamente paganos, pero se valieron del antisemitismo latente cristiano para transformarlo en agresión. El profundo sentimiento antijudío que se expresó en Auschwitz, refleja siglos de odio; basados en una interpretación errónea de los Evangelios que equiparó al pueblo hebreo como supuestamente "deicida" (asesino de Dios). Recién en 1965 el Concilio Vaticano II desligó de responsabilidad a los judíos por la muerte de Jesucristo. El papa Juan Pablo II reafirmó que "el antisemitismo es un gran pecado contra la humanidad" y agregó que "Auschwitz no deja de amonestarnos".
Además de Auschwitz y otros campos, sabemos -por las nuevas investigaciones- que hubo fusilamientos masivos a sangre fría cometidos por los comandos de las SS (los Einsatzgruppen), con el apoyo de nazis locales. Entre 1941/1942, en el este de Europa asesinaron -según David Engel- cerca de 1.400.000 judíos. Nos preguntamos: ¿hubo sanción social por estos crímenes? No, después de la guerra solo veintidós jefes fueron juzgados. ¡No hubo arrepentimiento masivo!
La mayoría de los comandantes de estos grupos asesinos poseían estudios superiores -y un tercio, doctorados-. Raoul Hildberg señala que "los perpetradores eran hombres educados y de su tiempo". Es desolador el resultado de la educación sin premisas éticas, consecuencia de los conocimientos técnicos en manos de quienes no poseen valores humanos elementales.
Nos preguntamos: ¿cómo prevenir nuevos Holocaustos? En nuestra época han aparecido partidos políticos nacionalistas y xenófobos. Urge enfatizar en la enseñanza del Holocausto/Shoá en pos del "¡nunca más!". Es necesaria la creación de una coraza que proteja a la humanidad contra la discriminación, el fanatismo y la intolerancia. Se impone definitivamente la ética de la solidaridad.
Presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (Cidicsef), profesor de la Universidad Maimónides