Atrapan a un genocida, tras 26 años de incansable persecución
Cuando me tocó en suerte el honor de poder representar a mi país como uno de los quince miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -en rigor, como uno de los diez miembros "no permanentes", sin derecho de veto- la terrible cuestión del genocidio perpetrado en 1994, en la lejana Ruanda, estaba ciertamente incluida en la delicada agenda del alto organismo de las Naciones Unidas, cuya responsabilidad primordial tiene que ver con la paz y seguridad internacionales.
Pero Francia, que en cambio sí tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, parecía entonces estar firmemente empeñada en conducir ella misma, casi in pectore, el manejo del enormemente delicado y espinoso tema. Y en alejar del tema a los demás miembros circunstanciales del referido Consejo de Seguridad, con los que, en su momento, no compartió prácticamente nada de la información sobre lo que sucedía en Ruanda, de la que presumiblemente disponía.
Cuando pocos lo esperaban, nada menos que veintiséis años más tarde, uno de los principales responsables del genocidio, el empresario de la etnia "hutu" Félicien Kabuga, que alguna vez fuera uno de los pocos comerciantes millonarios en Ruanda, acaba de ser sorpresivamente arrestado, acusado de haber sido uno de los principales responsables de las atrocidades sistemáticamente cometidas en 1994 en su país contra los habitantes de la etnia "tutsi", que, en conjunto, conformaron el genocidio.
La detención ocurrió después de que el mencionado Kabuga pudiera haberse escondido por espacio de dos décadas, evadiendo a quienes lo procuraban para que fuera juzgado por las graves responsabilidades personales que, se suponía, pesaban sobre sus hombros.
Muchos suponían que Kabuga estaba escondido en Kenya, con la "protección" de algunos prominentes miembros del mundo político local. No fue así, sin embargo.
Estaba en la propia Francia, con una identidad falsificada que había asumido. Una vez más, posiblemente con la presumible "protección" de algunos.
Dependerá ahora del propio Kabuga -y de la habilidad de los fiscales que intervengan en la causa- que aparezca la posibilidad de arrojar más luz sobre uno de los más sórdidos episodios de la toda historia de África: el horrendo genocidio perpetrado en Ruanda.
A machetazos, con armas absolutamente primitivas, que bien pudieron haber sido suministradas -se cree- por el propio Kabuga y sus colaboradores.
El largo brazo de la justicia logró finalmente detener a uno de los hombres hasta ahora más procurados con relación al genocidio cometido en Ruanda.
El autores es exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas