Ascenso y caída de un café hipster
La cafetería Starbucks nació en 1971 con un menú sencillo: café, té y especias. Pero la regla de oro del capitalismo es un único inciso de una sola palabra y esa palabra es “más”. Presionados por Wall Street, hoy ofrece más de 170.000 combinaciones posibles de café. Por ejemplo con tres shots de espresso, half-caf, leche de soja, crema batida, jarabe, azúcar morena, y un drizzle de moka, al que se debe agitar dos veces y media.
A juicio de Bill Saporito, de The New York Times, esa es una de las causas de sus problemas financieros. Miles de maneras de pedir café y pocos empleados para la atención. Y la falsa solución de añadir más cosas: tortas, sándwiches, alcohol en el café. Así es como caen los imperios, por su propia desmesura.
Nosotros, los pusilánimes –los que pasamos la noche mirando trailers de Netflix sin decidirnos por ninguna película–. sentimos vértigo ante la posibilidad de tantas combinaciones posibles. Y pedimos un cafecito con dos de azúcar. El capitalismo repite “más”, como un mantra.
Algo más...
“No solo se nos pide que elijamos entre distintos productos, sino que se nos insta a ver toda nuestra vida como una gran síntesis de nuestras decisiones y elecciones”, explica la psicoanalista Renata Salecl en su libro La tiranía de la elección. Esa presión hace que prefiramos poner nuestra vida en manos de otros. ß