Arte. José Alejandro Restrepo: en el nombre del gran creador
Relecturas. En Fundación OSDE, un conjunto de obras del artista colombiano evoca las transformaciones de la iconografía cristiana y los modos en que se actualizan temas religiosos frente a las crisis sociales, la violencia y los distintos usos de la imagen
Gusanos de seda vivos sobre un luchador enmascarado. Un atleta chino sosteniendo anillas como si estuviera crucificado. Un hombre que alimenta palomas en medio de una batahola militar. Una lucha bizantina en contra y a favor de las imágenes, recreada en una falsa sala de espera.
Éstas son algunas de las imágenes de Religión catódica, un conjunto de catorce trabajos creados por el colombiano José Alejandro Restrepo. Fueron elegidos por el curador Jorge La Ferla para la muestra que se exhibe hasta el 14 de octubre en el Espacio de Arte de Fundación OSDE.
¿Quién es Restrepo? Un artista visual nacido en 1959 que prefiere expresarse mediante el videoarte y sus hibridaciones (videoinstalación, video-objeto, diferentes formatos de pantalla). Dentro de este campo se inclina por el trabajo de archivo, especialmente de los noticieros de la televisión, que pone en valor mediante estrategias de montaje.
El juego de palabras del título de la muestra prenuncia su interés por temas vinculados con la religión católica. Las obras exhibidas evocan las transformaciones de la iconografía cristiana, así como las formas en que se actualizan viejos temas religiosos con las crisis sociales, la violencia y el uso y abuso de la imagen.
Estilita, 2012
Hay un hombre en lo alto de algo semejante a un poste de comunicaciones. Hace equilibrio entre los palos, habla por teléfono, hace gestos obscenos a la cámara y amenaza con tirarse al vacío. Nunca sabremos si lo hizo o no, por lo menos en la obra de Restrepo.
El video se titula Estilita, término que se aplica los anacoretas cristianos que vivían en una plataforma colocada en la cima de una columna (stylos, en griego). Allí arriba llevaban una vida de oración y penitencia, soportando el sol de verano, las lluvias y los vientos. Tenían discípulos que se hacían cargo de sus necesidades y eran sucedidos por uno de ellos al morir.
La práctica se popularizó entre los siglos V y VII, y en la Iglesia ortodoxa hubo estilitas hasta el siglo XV. El primer estilita del que se tiene noticia es san Simón (o san Simeón), que vivió sobre una columna de 17 metros durante 37 años. Había nacido en Siria a fines del siglo IV y, según el historiador Teodereto de Ciro, peregrinos de toda Europa se acercaban a escuchar sus sermones. En 1965 el español Luis Buñuel dirigió la película Simón del desierto, que parodia la vida de san Simón Estilita.
La costumbre de aislarse de las tentaciones del mundo persistió en varios santos cristianos. Pero también es una conducta atávica del individuo que puede ser constructiva, si lleva a una búsqueda espiritual, o destructiva, cuando se recurre a drogas, alcohol u otras adicciones que pueden conducir a la muerte. Tal parece ser el caso de la obra de Restrepo.
El arquetipo del “ermitaño” (arcano IX en el tarot) sigue vigente en muchas obras contemporáneas, como en la escultura hiperrealista del australiano Ron Mueck, Big Man (2000), un hombre desnudo arrinconado y en actitud de desconfianza y temor, como la de los niños que se esconden de sus padres. Hay ejemplos en el cine: Samsara (2001), dirigida por Pal Nalin, narra la historia de un monje tibetano que se recluye voluntariamente tres años en un estado de suspensión animada, apenas respirando; o Into the Wild (Hacia rutas salvajes, 2007, dirigida por Sean Penn), que cuenta cómo un joven decide vivir solo en una zona despoblada de Alaska.
Exvoto 1, 2005
Se llama exvoto a la ofrenda que hace un creyente para agradecer un favor recibido. Suelen ser figuras de metal con formas diversas (pulmón, pie, brazo, corazón, vaca, caballo, auto) que refieren a aquello que se pidió, se curó o se encontró. En México y en otros países latinoamericanos pueden ser pequeñas pinturas que narran escenas, como las que fascinaron a Frida Kahlo.
También se llama Exvoto el video de tres minutos que colecciona los momentos de jugadores de fútbol que se santiguan, invocando las tres personas de la Santísima Trinidad al tocarse la frente, el pecho y los hombros. No lo hacen cuando pasan delante de una iglesia sino antes o después del penal, después del gol, al entrar en la cancha o mientras se canta el himno. Un jugador feliz corre por el campo de juego, se hinca de rodillas, abre su pecho al cielo, se santigua y agacha la cabeza en señal de agradecimiento.
Sorprenden la sinceridad y la autenticidad del gesto cristiano en medio de un estadio repleto de fanáticos, gesto que en muchos creyentes se convirtió en una mueca sin significado, pero que en estos deportistas resulta creíble. Otro video, Exvoto 2, muestra a una monja que “habla” (¿predica, reza?) con lenguaje de señas, sólo accesible para quien lo decodifique.
¿Cómo se le habla a Dios? Para los budistas, recitar un mantra (rezo) es más poderoso si se hace con la mente que con la palabra, pues la segunda puede convertirse en una repetición mecánica. El gesto de los futbolistas no es gesticulación vacía, es puro sentimiento. El lenguaje de señas de la monja parece exagerar la mueca.
Vendo un dibujo de Dios, 2004
Ésta es una obra que utiliza una tecnología “arcaica”: una foto y un dibujo fotocopiado, en medio de tanto despliegue electrónico. Este arcaísmo acompaña la ingenuidad de un pintor callejero que ofrece un retrato de Dios. Lo resuelve con una solución ortodoxa. Un hombre de barba cubierto con una capa roja, es decir, un Dios antropomorfo.
El hecho rescata el problema de la representación de Dios en el cristianismo, ya que teológicamente Dios encarna en su hijo, y por lo tanto ha tenido forma humana. Pero ¿cómo fue esa forma? No se sabe a ciencia cierta pero se deduce de una impresión proveniente de un muerto, de un vivo y de un acontecimiento milagroso.
La imagen de un hombre muerto es la del Santo Sudario, una tela de lino que se conserva en Turín y que supuestamente envolvió el cadáver de Cristo. El segundo caso es el rostro de un hombre vivo impreso sobre el paño que le habría enjuagado el sudor y la sangre durante el Via Crucis en manos de una imprecisa mujer conocida como Verónica (vero ícono, verdadera imagen), escena que no aparece en los Evangelios canónicos. Y, por último, el Mandylion, el paño que le envió Cristo con su propio rostro al rey Abgar de Edesa para curarlo de una grave enfermedad.
El tema del paño de la Verónica también aparece en otra obra de Restrepo, Video-Verónica, (2000-2003). Sobre una tela blanca anudada en los extremos y colgando de un barral se retroproyecta una imagen de la Verónica. Sobre el paño donde debería estar el rostro divino se proyectan imágenes de madres cuyos hijos fueron asesinados, secuestrados o desaparecidos. El artista utiliza una matriz de iconografía cristiana para demostrar que el dolor de una madre que pierde a su hijo sigue perpetuándose.