Arroyo Salgado clavó un mojón en el caso
Su definición le explotó en la cara al Gobierno
Alberto Nisman fue asesinado y se trató de un magnicidio. En un escenario lleno de dudas , donde la Justicia no descarta ni el suicidio ni el homicidio, la definición de la jueza Sandra Arroyo Salgado sobre el fin que tuvo su ex esposo clavó un mojón que tendrá consecuencias jurídicas y políticas.
En ese sentido, la certeza de la viuda de Nisman es compartida, tal vez por otras razones, por la presidenta Cristina Kirchner, que enfrentó el caso hablando de un suicido y terminó por especular con que la muerte del fiscal fue un crimen. Sugirió que murió a manos de un sector de la Secretaría de Inteligencia que busca perjudicarla.
La jueza Arroyo Salgado no habló de móviles, pero su definición le explotó en la cara al Gobierno. Si se trató de un crimen, la muerte violenta del fiscal, nos sumerge en un estado de indefensión tal que hace que cualquier representante de la ley con casos sensibles al poder dude hasta de su sombra. Se lo dijo Arroyo Salgado a la Presidenta: "Impactó de lleno en la institucionalidad y en la República".
La jueza Arroyo Salgado no habló de móviles, pero su definición le explotó en la cara al Gobierno
Las consecuencias jurídicas son más fáciles de predecir. La ex mujer del fiscal, revestida de la poderosa coraza que le da su carácter de víctima en representación de sus hijas, menores de edad, cuestionó la investigación al punto que dijo que no se cuidó la escena del crimen y criticó a la fiscal Viviana Fein.
No la recusó en el expediente. Pero si habló de un magnicidio y de que el fiscal fue víctima de un homicidio en función de su trabajo, poco tiempo pasará para que pida que la causa deje el fuero común y pase a la justicia federal, de Comodoro Py 2002, donde el agente de inteligencia retirado Antonio Stiuso supo tener influencia. Hoy funcionarios judiciales señalaban en Tribunales que la lealtad no es retroactiva. El futuro de la investigación sobre la muerte de Nisman dirá si ellos tienen razón.