Argentina tiene todo y no tiene nada
Se termina un nuevo año y con un balance muy poco feliz para la Argentina, excepto por la grandiosa copa mundial de fútbol, que la disfrutamos a lo grande.
Este parece ser un momento oportuno para el repaso de los últimos doce meses, Pero en lugar de recordar lo que se hizo mal o no se hizo, en estas líneas se pondrá el foco en lo que tenemos al alcance de nuestros manos y se nos escapa.
¿Qué necesita imperiosamente el mundo? Petróleo, gas, litio, agua y alimentos.
¿Qué tiene la Argentina para autoabastecerse y abastecer a cantidad de naciones del mundo? Todo lo mencionado.
¿Qué les pasa a los argentinos que tienen petróleo, gas, litio, agua y alimentos, pero hay más de 5 millones de habitantes indigentes que hoy no comen, y más de 20 millones de pobres hoy sufren de las faltas más elementales?
Cuando era alumna del profesor Diego Raus, sociólogo y gran catedrático de la Universidad de Buenos Aires, lo escuchaba repetir en sus clases que sea cual sea el motivo de una crisis, siempre el asunto no dejaba de ser político. Ponía en aquellos momentos como ejemplo la deuda externa argentina, una deuda que en términos estrictamente económicos no la podremos pagar nunca, pero la deuda, nos contaba, terminaba condicionándonos un modo de relacionarnos, políticamente. Recapitulando esto, es que me convenzo tantas veces que todo lo que nos pasa, bueno y malo, está definido por la política, por eso, y en contra de los que se pelean con la política, solamente con más y mejor política podremos salir de esta crisis terrorífica que hoy nos atormenta.
El mundo necesita salud y educación, y en este terreno también la Argentina cuenta con profesionales de salud de excelencia y con una universidad pública que hace décadas se encuentra liderando el ranking entre las diez más calificadas del mundo.
Sobran los políticos que, diría Max Weber, “viven de la política” y se abusan de ella, pero falta la política que resuelve todo lo que tenemos que resolver. Y cuando falta la política faltan las decisiones políticas. Si pretendemos disponer de gas y dejar de importarlo, cuando contamos con gasoductos que no terminan de construirse, tenemos que construirlos y lo podemos hacer a partir de una decisión política, la de terminar las obras en curso. Lo mismo sucede con una de las reservas energéticas más ricas a nivel global, como Vaca Muerta. Si pretendemos que se produzca más energía, se resuelve con una decisión política, que se termine la megaobra y se ponga en funcionamiento. Si estamos repletos de alimentos y sufrimos terribles sequías deberíamos contar con uno o mil sistemas de riego que reemplacen la falta de agua (como lo hacen muchos países que no tienen agua y se destacan en el mundo como verdaderas potencias). Todas son meras decisiones políticas. Y ocurre lo mismo con la salud y la educación. Contamos con excelentes profesionales, pero los recursos no llegan a la salud y la educación públicas, y solo depende de una decisión política que sí lleguen.
Muchos pensarán que no alcanza con tomar correctas decisiones políticas, porque hacen falta recursos económicos y que esos recursos en la Argentina no están, y esto no es cierto, porque si contamos con recursos para propaganda en campaña (y fuera de la campaña también), si se invierten cifras millonarias en spots, gráfica y horas de televisión, los recursos están. Si hay viáticos para asesores de asesores de asesores de nuestros funcionarios públicos los recursos están. Si hay corrupción los recursos están, porque el dinero de la corrupción puede y debe disponerse para que nuestras obras energéticas empiecen a funcionar, que se produzca gas, petróleo, litio, para que se produzcan alimentos aun en condiciones climáticas adversas, para que se desarrolle la salud y la educación públicas.
Si producimos todo lo que tenemos, pero parecemos no tener, dejaremos de padecer la falta de divisas y con esto la suba eterna del dólar y con esto la inflación… y con esto los índices preocupantes de pobreza e indigencia, la marginalidad, la inseguridad, etc.
Y que no haya corrupción también depende de decisiones políticas. Porque la política es la única herramienta que puede garantizar la división de poderes, que los legisladores legislen, que los magistrados controlen que se cumpla la ley y que el Poder Ejecutivo gobierne para todos los gobernados. Tenemos una preciosa Constitución que también fue producto de decisiones políticas, pero no se cumple, por decisiones políticas también.
En la Argentina hay petróleo, gas, litio, agua, alimentos, trabajadores de la salud y de la educación con alto profesionalismo, una valiosa Constitución, pero en la Argentina también hay una ciudadanía que no se atreve a exigir día a día a sus funcionarios públicos que tomen las decisiones políticas que se deben tomar, la de gobernar para el bien común y no para los privilegiados de siempre, y que las leyes se cumplan. La accountability, ese maravilloso término utilizado por Guillermo O´Donnell que significa algo así como “control ciudadano” solo parece existir en las redes sociales, para reñir descarnada y estérilmente con aquel que piensa y opina diferente.
La Argentina tiene todo, pero no tiene nada. Y puede tenerlo todo.
Politóloga y profesora de la UBA