Apostillas
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Idea de independencia
Aunque no mencionada de modo explícito, esta idea estaba latente en el espíritu de algunos criollos, aunque no era conveniente mencionar la palabra independencia, porque todavía había muchos frentes abiertos que cuidar, la revolución aún era frágil, y por eso la Junta usó lo que se dio en llamar la "máscara de Fernando VII".
El rol de la Iglesia
Al Cabildo Abierto concurrieron 27 eclesiásticos, 19 del clero secular y los restantes de las órdenes religiosas. En su mayoría eran criollos y con distintas variables votaron por el cese del virrey en el mando, a excepción del Pbro. Bernardo de la Colina, que pidió se asociara al gobierno al virrey. Los obispos Lué, Orellana y Videla en sus respectivas sedes de Buenos Aires, Córdoba y Salta encabezaron la oposición al movimiento porteño.
Esclavos rioplatenses
La población negra en el Río de la Plata era en 1810 de unas 9000 almas. Casi un 14% había obtenido la libertad en vida de sus amos, otros a la muerte de éstos, y si la debían comprar era generalmente por una suma exigua. Los protocolos notariales de Buenos Aires documentan esto, como también las propiedades que habían adquirido o recibido en donación. Ejercían oficios diversos: carpinteros, zapateros, panaderos y sastres. Hubo cofradías, como la de San Baltasar, en la parroquia de la Piedad, y otras en la de Montserrat, barrio en el que muchos se instalaron
Los invitados al Cabildo
La Imprenta de los Niños Expósitos remitió al Cabildo 600 esquelas, pero se distribuyeron 450 y concurrieron sólo 251. La mayor representación la dieron los militares y los comerciantes (59 cada uno), funcionarios del Consulado, Audiencia, alcaldes de barrio, etcétera (42); eclesiásticos (27), abogados (17), y el elenco se completó con simples vecinos, médicos, escribanos, marinos. Algunos invitados no concurrieron para evitarse problemas, todavía no se sabía qué suerte correría la revuelta. El abogado Benito González Rivadavia (padre de Bernardino) se excusó en larga carta por haber tomado la noche anterior unas lavativas.
Noticias de la Revolución
Ante los hechos del día 25, el virrey Cisneros envió emisarios a Córdoba y la Banda Oriental. El 27, la Junta participó la formación del nuevo gobierno y el deseo de incorporar en su seno a los pueblos del interior. El primer Cabildo que adhirió al movimiento porteño fue el de San Luis. En Córdoba, la contrarrevolución encabezada por el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha, el ex virrey Santiago de Liniers y el obispo Orellana fracasó y terminó con la muerte de sus autores
El mayo gastronómico
En la época, las comidas eran por lo general abundantes, y muchos agasajos llevaban más de 20 platos. El francés Ramón Aignasse era quien ofrecía la mejor oferta. Sirvió la mesa de los virreyes y, también, la de los invasores británicos. En la semana de Mayo, debido a las extensas sesiones del Cabildo Abierto, que se prolongaron hasta el día 25, se proveyó de vino de Málaga y bizcochos, y los patriotas compraron muchísimas vituallas que pusieron en la mesa de la casa de Nicolás Rodríguez Peña, centro de sus reuniones.
Discordias familiares
Muchas familias quedaron divididas por la revolución. La madre de Ignacio Álvarez Thomas hizo innumerables esfuerzos para arrancar a su hijo del seno de la revolución y para que regresara al Perú, donde su padre había sido gobernador de Arequipa. Los hermanos Manuel, Matías y Miguel de Irigoyen votaron por la deposición del virrey y adhirieron a la revolución, una de cuyas primeras víctimas fue su cuñado, el gobernador de Córdoba don Juan Gutiérrez de la Concha, casado con doña Petrona de Irigoyen y de la Quintana.
Donaciones patrióticas
La difusión del programa de gobierno de la junta, a través de La Gaceta,ayudó a difundir los ideales de la revolución. En general eran destinadas a la formación de los ejércitos, pero también, a partir de septiembre de 1810, a la Biblioteca Pública. Fray Pedro Zambrano no sólo liberó a su esclavo Francisco Xavier para que fuera empleado en el ejército, sino que mantuvo su obligación de alimentarlo y mantenerlo durante su vida para que el erario público se ahorrara el sueldo y el vestuario del nuevo soldado.
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