Año Nuevo
La fugacidad del tiempo, sueños, propósitos, recuerdos. Todo eso estará presente hoy a la noche. En una radio preguntaron a sus oyentes qué objetivos se habían planteado para el nuevo año . Apareció de todo: viajes, vínculos, trabajos, lecturas, deportes... Una mujer habló de "belleza". ¿Belleza? No es fácil imaginar un brindis con esa intención: "Que 2019 nos depare belleza". Sin embargo, la cosa tiene su miga.
La dimensión estética y hasta espiritual de "lo bello", que ha sido abordada desde las más diversas disciplinas (filosofía, teología, sociología, psicología), puede resultar abstracta, conceptual, pero estalla en materialidad. No representa necesariamente algo en concreto, y al mismo tiempo lo comprende todo. Podría decirse que el que pide belleza pide armonía, equilibrio, proporcionalidad, justicia, templanza. Lo bello no se agota en lo que es lindo a los ojos: esa flor, ese rostro, ese paisaje, esa pintura. Se expresa también en gestos, actitudes, relaciones, ideas y pensamientos. La felicidad, se ha dicho, es la forma espiritual de la belleza. Y Platón: "La belleza es el esplendor de la verdad".
Acaso, la oyente de la radio solo quería pedir que en 2019 le pasen cosas lindas. Un clamor universal.