Anarco capitalismo vs. anarco populismo
El escenario político argentino se muestra convulsionado por una propuesta de gobierno que a través de elecciones democráticas ha llegado al poder. Las críticas son muchas y algunas parecen irrefutables. Sin embargo, hay otras que son difíciles de justificar, por ejemplo, la de aquellos que se identifican o no ven tan mal al gobierno que tuvimos hasta 2023, y que cuetionan al gobierno actual por “dejarnos sin Estado”.
Recordemos que la ausencia de Estado es una de las condiciones que caracterizan al anarquismo, al que la RAE define como: “Doctrina que propugna la supresión del Estado …”). Los fundamentos de esta doctrina se encuentran ya en Pierre-Joseph Proudhon, quien trata el tema, junto con otros aspectos de la organización social, en su Filosofía de la miseria. Entre esos otros temas está su “Teoría del Valor” que Marx critica en su Miseria de la filosofía. Lo mismo pasa en relación a Adam Smith, con quien tuvo algunas coincidencias, pero con diferencias conceptuales que sirven para diferenciar el anarquismo del liberalismo económico. Pero de las diferentes formas de pensar el anarquismo, la más próxima a las ideas de Milei parece ser la de Murray Rothbard, uno de los máximos exponentes de la Escuela Austríaca.
Dicho esto, y más allá de otras críticas a las ideas y actos de Javier Milei, es interesante detenernos en las que lo acusan de “dejarnos sin Estado”, provenientes de sectores que fueron parte de los gobiernos kirchneristas o se manifestaban conformes con ellos. Una gestión que había dejado de ocuparse de las políticas esenciales para el bienestar material y cultural de los ciudadanos, con un Estado ausente (pese a la sobredimensión alcanzada como aparato) que había enajenado sus funciones en favor de diferentes “corporaciones” y grupos de presión. Un gobierno “populista” por su forma de construir y ejercer el poder, que no supo, o no quiso, enfrentar los dilemas del estancamiento económico (con sus secuelas de pobreza, indigencia, desempleo, informalidad e inseguridad); recurriendo en cambio a medidas fáciles y de corto plazo, para responder a reivindicaciones legítimas de diferentes sectores, con emisiones monetarias sin respaldo en la producción, lo que llevó a un callejón sin salida.
Proceso mediante el cual, el anterior gobierno “populista” fue enajenando las principales funciones del Estado en favor de diferentes corporaciones y grupos de presión. Ejemplos: 1) las políticas educativas, dejadas en manos del sindicalismo docente, con Baradel a la cabeza y el resultado inevitable de alumnos terminando el ciclo primario, y hasta el secundario, sin nociones elementales de matemáticas y sin comprensión de los textos más elementales (pero bien adoctrinados en cuanto a ideas socializantes ingenuas; 2) las políticas en lo laboral se definían dando forma de leyes, o resoluciones, a lo que los caciques de la CGT (o algún sindicato con fuerte capacidad de presión) imponía; 3) la política económica se concertaba con grupos empresariales a cambio de jugosas retribuciones, llevando a consolidar un nefasto “capitalismo de amigos”; 4) la política de seguridad estaba condicionada por una muy parcial interpretación de derechos fundamentales, dejando como resultado una delincuencia que mata para robar hasta celulares de niños y adultos de todos los sectores sociales; sin hablar de un narcotráfico que opera desde las cárceles públicas con total complicidad de los funcionarios del Estado; 5) entrega a agrupaciones ideológicas afines de las “cajas” de instituciones como PAMI, Anses y otras, que desvirtuaban las funciones para las que habían sido creadas.
Todas políticas que tuvieron como resultado un Estado populista, sobredimensionado, corrupto y ausente en todas las áreas fundamentales de la vida de los ciudadanos.
Sociólogo