Alvar Aalto, arquitecto a escala humana
Dibujaba con pasión, desde muy chico. Hay una leyenda que asegura que a los nueve años ya quería ser arquitecto aunque dudaba entre eso o ser artista plástico. Era el mayor de tres hermanos y si bien había nacido en Kuortane, tenía cinco años cuando se trasladaron a Jyväskylä, una ciudad que hoy alberga algunas de sus obras más relevantes. Lo que seguramente Alvar Aalto (1898-1976) no imaginaba por entonces era que a partir de ese impulso por la creación iba a convertirse en uno de los más brillantes arquitectos de la historia y en un artista de las formas, las texturas y las estructuras, cuya calidad sigue siendo admirada por fuera de las fronteras de su Finlandia natal.
Influido en una primera etapa por el funcionalismo de Le Cobusier, poco a poco fue construyendo su propio estilo en el marco de una arquitectura moderna y humanizada, una idea de la disciplina que nunca dejó de contemplar las necesidades de las personas que habitarían los espacios diseñados y una indisoluble forma de pensar el proyecto junto con el lugar. Edificios públicos como la Biblioteca de Viborg o el Finlandia Hall de Helsinki, iglesias o su notable creación del sanatorio de Paimio fueron siempre pensados en relación con la luz natural, la vista hacia los espacios abiertos, la funcionalidad y la comodidad. El sanatorio comenzó a construirse en 1929 para albergar enfermos de tuberculosis y fue concebido, en sus palabras, como un "instrumento médico" más. Para ese espacio creó las llamadas "sillas Paimio", especialmente diseñadas en madera para adaptarse a las curvas de las espaldas de pacientes con problemas respiratorios que debían estar recostados varias horas. A esa construcción también le pertenece el primer ascensor de vidrio (1933), para permitir el ingreso de la luz solar, como un generoso efecto terapéutico.
Además de construir superficies a diferentes escalas, Aalto diseñó objetos de uso diario, pero fue recién a partir de 1935, con la creación de su propia empresa, Artek, y asistido por su segunda esposa, cuando logró producir de modo industrial sus diseños de jarrones, sillas, sillones, reposeras, artefactos de iluminación y el famoso Taburete 60 (hoy expuesto en el MoMA, de Nueva York), la conocida banqueta apilable de madera con tres patas curvadas. Por estos días y hasta el 31 de octubre, puede conocerse más sobre la obra de este artista contemporáneo en la muestra Alvar Aalto. La raíz abstracta en el Museo de Arquitectura (Av. del Libertador 999). "Arquitecto de las mayorías", como lo llaman, Aalto fue un artesano que logró conjugar con sencillez y sensibilidad los materiales más nobles en sintonía con la naturaleza, siempre atento a la belleza y a la practicidad en su singular estilo de formas geométricas y líneas sinuosas.