Alerta roja: se juntan Alberto, Cristina y Massita
Qué lástima tener que escribir esta columna antes del gran acontecimiento de mañana en Salliqueló. No me refiero a la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner, una larga cañería, sino a algo mucho más importante: todo indica que Alberto, Cristina y Massita se juntarán ahí para cortar la cinta. Pobre cinta. Digo, porque la foto está pensada para consagrar la unidad electoral del peronismo, y resulta que la ceremonia podría estropearse. Se lo plantea el propio Gobierno, como escribió anteayer en la nacion Jaime Rosemberg. Si efectivamente va Cristina, si habla Cristina, si se va de mambo Cristina, puede temblar el pavimento. La última vez que cazó el micrófono, dos lunes atrás, no dejó títere con cabeza; en el sentido estricto: acusó a Alberto de haber bajado la fórmula Wado-Manzur. Faltó a la verdad –decir que mintió me sonaba un poco fuerte–: todos sabemos que Alberto no está en condiciones ni de bajarse las medias. Pero el momento flash de su mensaje fue mostrar el alma de Massita, que estaba sentado a su lado: lo llamó “fullero”. Con cariño, por supuesto: quien dice fullero dice tramposo, bribón. Sergio me contó después que le corrió un frío por el cuerpo, y entonces le hice ver que en su piel de candidato no debería tomarse todo a pecho. “Mirá si te vas a enojar porque Cristina dice que sos un estafador”.
Se quedó más tranquilo.
Bueno, sabemos que ella es impredecible. Durante su alegato final por el caso Vialidad se le subió la bilirrubina y llegó a insinuar que al que deberían haber investigado por montar ese esquema de corrupción era a Néstor. A propósito: Gasoducto Néstor Kirchner; merecidísimo homenaje a quien cimentó su fortuna en la obra pública.
Retomo (sí, perdón, hoy estoy medio disperso). Decía que está latente el riesgo de que en Salliqueló la vice diga algo inconveniente. Tipo: “Alberto, dejame que te explique. Esto es un gasoducto: transporta gas, no gaseosas”; o “Sergio, siempre supe que con vos nos íbamos a los caños”. Sería una verdadera tragedia. El desafío de la hora es preservar la filigrana de alta costura política que supuso cancelar a Wado, que se había pasado cuatro años diciendo “por favor” y “gracias”, y coronar a Massita, el único en condiciones de plantarse y prometer: “¡Voy a bajar la inflación!”.
Una Cris desbocada, un Alberto ofendido y un Massita sin derecho a réplica es el peor escenario. Imaginemos la réplica del profesor: “Cristina, esto lo hicieron tus pibes, los camporitos del área de Energía. Vos qué ves, ¿tubos o el 20 por ciento?”. Porque los conocemos bien: cuando esta gente se pica es capaz de todo. Uno de esos camporitos, Agustín Gerez, presidente de la empresa estatal encargada de la obra, acusó a Martín Guzmán de haber demorado sin razón alguna el decreto del gasoducto, y lo tildó de “caradura” y “sinvergüenza”. Qué boquita, por Dios. En esa línea, la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos quiso dejar su impronta en aquella célebre caracterización de Alberto: “Mequetrefe”, “enfermo” y “okupa”. Banquina, Fer. En cambio, otros, más sutiles, optan por los eufemismos. Es el caso de Sergio Berni: “El que trajo al borracho que se lo lleve”. O de Malena Galmarini de Massita, que una vez se cruzó con Scioli en un canal de TV y le disparó: “¡Profiláctico!” (me va a demandar por poner en su boca una palabra que no dijo).
Una monada estos chicos, y también estas chicas, a la hora de hablarse. A Massita solo se le calienta el pico cuando está en campaña. En uno de esos desbordes prometió meter presa a Cristina. Como la venganza es un plato que se sirve frío, ella esperó el momento y acaba de consumarla: lo mandó a morir en las urnas. Me da pena Sergio, tan dispuesto al sacrificio, y quiero darle una mano. Mago, extraordinarias las incorporaciones a tu equipo. Lo de Boudou como asesor para la negociación con el Fondo es un golazo; era un inocentón, pero ahora podrá poner en práctica todas las fullerías que aprendió en la cárcel. Scioli en calidad de puente con el mundo te asegura que viajará mucho, y de eso se trata: de tenerlo lejos. Y haberle dado la jefatura de la campaña a Wado es disruptivo y audaz: a qué candidato se le hubiera ocurrido convocar a alguien que viene de fracasar como candidato. Obvio que no me creo que vaya a dirigir nada, pero te evitás tener que estar todo el tiempo informando a Cristina; antes lo habrá hecho Wadito.
Permitime otro consejo, Sergio. Duro con los desalmados que ayer nos dejaron a pie. Duro con la industria y la construcción, sectores que vienen cayendo porque tampoco quieren laburar. Y más duro con los consumidores, que no están consumiendo: llevamos un año y medio de retracción. Qué duro está todo, campeón.
El único presidenciable que cumple con lo que promete es Milei: ya puso en marcha la dolarización. Empezó por dolarizar las candidaturas de su partido. ß