Alcohol al volante: ¿quién paga?
- 2 minutos de lectura'
La Legislatura de Mendoza aprobó una norma para que se comiencen a cobrar los gastos médicos y de internación a quienes terminen hospitalizados luego de ocasionar un siniestro vial en estado de ebriedad o habiendo consumido psicotrópicos, estupefacientes, estimulantes o sustancias que violen lo fijado por la ley de tránsito. Su reglamentación es inminente y contempla no solo la conducción de automóviles, sino también la de bicicletas con y sin motor, ciclomotores, transporte de pasajeros y de carga.
Una semana de internación en terapia intensiva o intermedia implica un mínimo de 15 millones de pesos en estudios, medicación y tratamientos. Si además se requiriesen sucesivas intervenciones quirúrgicas o terapias de rehabilitación, las cifras siguen engrosando. ¿Por qué habría de pagar el erario público tales gastos originados en la temeridad de un conductor?
Dentro de un paquete de 26 leyes vinculadas a la salud, la referida norma crea el Fondo para la Recuperación y el Fortalecimiento del Sistema de Salud de la Provincia (Reforsal), que centralizará estos cobros y los que realicen los extranjeros atendidos en hospitales públicos, otra medida aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados que ya contaba con el visto bueno del Senado provincial. Lo recuperado será reinvertido en el sistema de salud pública.
Si tuviera cobertura de obra social o prepaga, el cobro recaerá sobre estas. En caso de que el involucrado carezca de ellas y no pueda asumir la erogación, será embargado previo proceso judicial. De carecer de seguro vigente y al día, el responsable deberá hacerse cargo también de todos los costos de internación de terceros involucrados en el siniestro ocasionado.
Mendoza no adhirió a la ley de alcohol cero que rige a nivel nacional. Una legislación que recibió críticas permite conducir en Mendoza con un 0,5% de alcohol en sangre. Productora de vino por excelencia, la provincia registra altas tasas de siniestros por alcoholemia. Una de cada cuatro muertes en siniestros viales se vincula con alcoholemia o estupefacientes.
Junto con promover mayores controles y aumentar las penas para quienes cometen el gravísimo delito de conducir sin estar en condiciones, esta medida agrega una onerosa consecuencia al desaprensivo accionar. La celebramos y apoyamos que sea replicada en el resto del país.