Alberto Fernández: vocero oficial de tres dictadores
“… El mantenimiento y fortalecimiento del estado de derecho y el respeto estricto al sistema democrático son, al mismo tiempo, un propósito y un compromiso compartido, así como una condición esencial de nuestra presencia en ésta y en futuras cumbres. En consecuencia, cualquier alteración o ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación del gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas”.
Este párrafo no lo redactó Biden, ni Trump ni Ronald Reagan: forma parte de un extenso documento que fue presentado en el marco de la tercera Cumbre de las Américas en la ciudad de Quebec, en 2001. Y en buen criollo quiere decir que, si no sos un presidente democrático y tu gobierno aplica censura, torturas, detenciones forzadas y asesinatos a opositores políticos o de la sociedad civil, no sos digno de formar parte de las cumbres de las Américas.
Vayamos ahora a una parte del discurso del presidente argentino Alberto Fernández, dirigido al presidente de Estados Unidos, anfitrión de la última cumbre del 6 de junio, Joe Biden: “Nos preocupa que América Latina y el Caribe hayan emergido de la pandemia como la región más endeudada del mundo en desarrollo… , Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la guerra fría, y Venezuela tolera otro bloqueo, con medidas de este tipo se busca condicionar a los gobiernos pero en los hechos solo se lastiman a los pueblos. Definitivamente hubiésemos querido otra cumbre de las Américas, el silencio de los ausentes nos interpela, … quisiera dejar sentado para el futuro, que el hecho de ser país anfitrión de la cumbre no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión sobre los países miembros del continente…. Vengo de un país humanista, donde consagramos el valor de los derechos humanos como el corazón de nuestra identidad y siempre defenderemos su vigencia en todos los ámbitos”.
Vale aclarar, o aclararle al presidente Alberto Fernández, que las naciones que no gozan de un gobierno democrático sí pueden participar de dichas cumbres, y por eso en la cumbre última, celebrada en Los Ángeles, participaron, no sus gobiernos autoritarios, pero sí representantes de las naciones de Cuba, Nicaragua y Venezuela a través de empresarios, grupos activistas de mujeres y jóvenes, ONGs. Incluso en esta cumbre en particular se pudo expresar el denominado Foro de la sociedad civil, donde organizaciones civiles de toda América participaron para llevar testimonios y abrir un diálogo sobre las acciones de los gobiernos para mejorar distintos tópicos, entre ellos el respeto a los derechos humanos. De tal manera, las naciones cubanas, nicaragüense y venezolana sí tuvieron representación, aunque no fueron invitados sus autoritarios jefes de Estado.
Por otra parte, el mismo presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuando agradeció la “representación” de su país a través de la figura del presidente argentino, anunciando al mundo que iban a “estar bien representados en la voz del presidente Alberto Fernández”, mencionó la importancia de que se terminen las sanciones hacia su país. Sanciones no bloqueo, porque bloqueo no existe hacia ninguna de las tres naciones autoritarias, como mencionó el presidente de los argentinos en su discurso.
Un poco más sobre la dictadura de Nicolás Maduro: testimonios obtenidos por el politólogo venezolano Xavier Rodríguez Franco, exiliado en Estados Unidos, dan cuenta de cómo él mismo, por el solo hecho de dirigir una ONG que examinaba el desempeño legislativo de la Asamblea Nacional (Parlamento venezolano) fue detenido varios días sin orden judicial, sin acceso a la defensa, incomunicado, interrogado y amenazado por su labor profesional. También nos relata Rodríguez Franco: “colegas míos, profesores de la Universidad Central de Venezuela, son vigilados con frecuencia por un “oyente” que ingresa en medio de clases diarias, y si lo que escucha ese “oyente” no está en sintonía con el relato gubernamental, cabe la posibilidad de que un automóvil sin patente intercepte a dichos profesores a punta de pistola, y de que sean enviados a una sede de cuerpos policiales como el FAES, Sebin o el recientemente creado GOES para que rindan declaraciones, y así comienzan interrogatorios, intimidaciones y demás formas de acoso psicológico y hasta tortura. Todo lo cual pudiera derivar en una detención sin causa ni sentencia, y en algunas ocasiones, hasta la muerte bajo custodia por parte de estos cuerpos de seguridad”.
Este testimonio es uno de muchos que han sido recogidos y documentados en los informes de la oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos en los últimos tres años, convalidados además por organizaciones internacionales como Human Right Watch o Amnistía Internacional.
Alberto Fernández no solo ignoró un principio cardinal sobre la cual se realizan estas cumbres americanas, aquel que indica que el orden institucional democrático esté garantizado en cada nación participante, sino que ignora o muestra desinterés absoluto por la terrible violencia que reciben los ciudadanos de estas tres naciones que se encuentran subyugadas por estos tres dictadores. Así que, si cree que con sus dichos está defendiendo a los cubanos, nicaragüenses y venezolanos, que sepa que no, que solo está legitimando a tres jefes de Estado que censuran, torturan y asesinan a una enorme cantidad de ciudadanos de tales países, que no simpatizan con los regímenes autoritarios en cuestión.
La Argentina se erigió como nación destacada en materia de defensa de los derechos humanos desde la transición a la democracia en 1983, con la llegada a la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical. Bajo la presidencia de Alfonsín se llevó a cabo, como no ocurrió en ningún otro país de la región, un juicio de carácter civil contra las Juntas Militares que habían secuestrado, torturado y asesinado sin piedad, y se conformó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que se encargó de reunir y sistematizar toda la información que daba cuenta de los crímenes cometidos en la última y cruenta dictadura de 1976. Ante el mundo entero, la Argentina fue un ejemplo de nación decidida a juzgar los crímenes de lesa humanidad sin titubeos. Y así, “nunca más” se volvió a épocas tortuosas y exterminadoras.
El peronismo kirchnerista, hoy conformando el Frente de Todos, ostenta desde su llegada al poder en 2003 el hecho de portar la bandera de los derechos humanos. Sin embargo, durante una cumbre de naciones americanas democráticas no tiene reparo alguno en criticar en voz alta por la ausencia allí de tres dictadores que censuran, torturan, encarcelan y matan gente.
Politóloga y profesora (UBA)