Alberto Fernández, el renacido
Alberto Fernández se propone terminar con el personalismo en el Frente de Todos. Es decir, con el método que utilizó Cristina para elegirlo como candidato a presidente sin consultar a nadie. El supuesto ciclo virtuoso que pondría fin a ese vicio se iniciaría con las PASO en las que él mismo no descarta competir por su reelección. O impulsar a alguien que lo suceda si eso no fuese posible. Cualquiera de esas opciones demostraría que el mal que pretende extirpar goza de buena salud.
Nadie se atrevió a señalar la contradicción del anuncio que efectuó la noche de anteayer en la residencia de Olivos, donde invitó a intendentes de la Primera y Tercera Sección Electoral. Una réplica del asado de la semana pasada en Merlo, organizado con la excusa de reclamar fondos que había comprometido con los municipios. Pero con la intención de exigirle que conforme una mesa política. Algo en lo que insistieron Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa.
Tal vez el gobernador haya revelado de forma involuntaria el trasfondo latente en esa idea al instar al gobierno nacional a que garantice el financiamiento de la provincia de Buenos Aires. El distrito que el kirchnerismo prioriza retener y en el que él intentará reelegir. Lo que se está insinuando es que más que un espacio para debatir diferencias, esa mesa sea un cuerpo colegiado al que se someta el poder de decisión de Fernández. Especialmente sobre las partidas presupuestarias: la ventaja comparativa que podría tener en las primarias.
Probablemente el presidente sospeche lo mismo. La mesa que convocó para la semana que viene se limitará a tratar cuestiones electorales. Esa tensión se expresó en la cena de Olivos. Los comensales debieron entregar sus teléfonos antes de ingresar al quincho. Allí no estuvieron Martín Insaurralde y Gustavo Menéndez, organizadores con Máximo de la velada en Merlo. Tampoco el vicepresidente del Instituto Patria, Jorge Ferraresi. Ni Fernando Espinoza, recluido desde que el censo 2022 del Indec confirmó que el del 2010 distorsionó el número de habitantes en La Matanza. Massa fue uno de los últimos en llegar. No tuvo mucho tiempo para acomodarse. “Sergio, vos sabés porqué vinieron los muchachos”, lo apremió el presidente, urgido por resolver esa noche el reclamo de los intendentes que le había ordenado resistir en Merlo.
El ministro de Economía evitó quedar enrolado en una pelea entre bandos y que alguno se atribuya haberle arrancado una módica victoria. Diez mil millones de pesos para pagar un bono extra a los empleados municipales. Los primeros convenios de transferencia se firmarían hoy durante el acto que Fernández compartirá con intendentes en Berazategui. Massa no se quedó callado. “Alberto, deberías decir si vas a ser candidato. Sería un gran ordenador.”
“Si digo que no se arma un lío bárbaro y si digo que sí también” le respondió Fernández ante el silencio del resto. El problema del Presidente y Massa es el mismo. Desconfían de sus intenciones electorales. El titular del Palacio de Hacienda volvió a repetir que “es incompatible ser ministro de Economía y candidato”. Para su sorpresa, el Presidente lo incluyó en la cena entre los tres que tiene el Frente de Todos junto a Wado De Pedro y Juan Manzur, a quien Agustín Rossi sustituiría como jefe del Gabinete.
Manzur y De Pedro podrían compartir un acto en Tucumán antes que el gobernador inaugure un local en San Telmo para sostener ese proyecto con la intención de sobreponerse a la amenaza que representa Osvaldo Jaldo a su liderazgo en el PJ provincial. Manzur aguarda que la Corte tucumana falle a su favor para ser el vice en la fórmula con la que Jaldo irá por su reelección como gobernador.
A la mayoría de los presentes en Olivos los sorprendió la actitud del Presidente. “El renacido”, lo apodó con sorna uno de ellos, en alusión al filme homónimo en el que Leonardo Di Caprio recrea la biografía de Hugh Glass. Un cazador y vendedor de pieles que ganó fama por la larga travesía que realizó a comienzos del siglo XIX en regiones inhóspitas de los Estados Unidos después de haber sido herido y atacado por un oso grizzly.
Ni el círculo íntimo del Presidente lo cree capaz de conseguir la reelección. Pero lo que despierta entusiasmo del camino hacia esa proeza que intenta transitar es otra alternativa ligada a ese intento. Negociar espacios para los miembros de su gabinete en las listas de candidatos, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Una expectativa alimentada por los sondeos efectuados desde la Casa Rosada a Cristina Álvarez Rodríguez. La ministro de Gobierno de Kicillof fue tentada para ocupar el ministerio del Interior cuando hace dos semanas se especuló con la salida de Wado De Pedro. Funcionarios del gobierno desmienten que exista un plan en ese sentido. Las apariciones de Victoria Tolosa Paz criticando a colaboradores de Cristina pero preservándola a ella indicarían lo contrario. La ministro de Desarrollo Social responsabilizó al secretario de Justicia, Martín Mena, por la suerte de las causas contra la vicepresidenta.
Cristina sigue liderando la intención de voto al Frente de Todos en el principal distrito electoral. Massa pidió en Olivos unificar estrategias en las provincias que adelantan comicios. Igual que Fernández, especula que la aparente dispersión opositora le abre una oportunidad al oficialismo. Particularmente en territorio bonaerense, donde se conserva el escenario de tercios. Al menos el 30 por ciento de los votos serían reunidos entre Javier Milei, versiones del peronismo disidente y la izquierda. El Frente de Todos y Juntos compiten por los dos tercios restantes. Elisa Carrió pareció comprender antes que la UCR la urgencia por mejorar la oferta electoral por fuera de los votos que se disputan Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en el Pro. El lanzamiento de su candidatura presidencial obliga al radicalismo a imitarla. Carolina Losada, Facundo Manes y Martín Lousteau tendrían ventaja sobre Gerardo Morales para ocupar esa posición.
Lousteau hizo trascender su interés por disputarla si no tiene garantías de competir por la jefatura de gobierno en la ciudad en igualdad de condiciones. Volvió a insistir con la probabilidad del desdoblamiento. Horacio Rodríguez Larreta tiene tiempo hasta abril para decidirlo. Supondría un enfrentamiento final con Patricia Bullrich que tiene como candidato a Jorge Macri.
En todas las hipótesis, la situación en el radicalismo le trae complicaciones a la alianza que Morales y Lousteau mantienen con Rodríguez Larreta, cuando parece lejano su entendimiento con Mauricio Macri para acordar un candidato único a sucederlo en la ciudad. Macri insiste con su primo y ministro de Gobierno. María Eugenia Vidal se encargó de demostrar su desinterés en ocupar ese lugar. Organizó por Instagram y desde Córdoba el festejo de cumpleaños para el expresidente.
Los intendentes aliados al jefe del gobierno porteño tampoco consiguieron lo que se habían propuesto en la reunión del Pro bonaerense en Olavarría. Que la disputa quede limitada a la candidatura presidencial y a gobernador. Si no hay acuerdo, deberían revalidar su aspiración de reelegir en sus cargos contra candidatos de Bullrich. Algo que puede ocurrirle a Diego Santilli contra Javier Iguacel o Néstor Grindetti si quiere postularse como gobernador.