Al Jazeera: ¿La otra cara de la verdad?
El periodista británico Nigel Parsons, que dirigirá la nueva señal en inglés que lanzará la polémica cadena árabe de TV, cree que el mundo necesita una mirada alternativa sobre los grandes temas internacionales
NUEVA YORK
Aunque Al Jazeera, el canal de noticias en árabe, se fundó en 1996, sólo se hizo conocida en Occidente tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando Osama ben Laden eligió a esta cadena de televisión satelital originaria de Qatar para transmitir al mundo sus mensajes intimidatorios.
Una lluvia de críticas y condenas cayeron entonces sobre Al Jazeera, que había sido creado gracias a una inversión de 150 millones de dólares provenientes de las arcas del emir Hamad ben Kalifa al-Thani, un aliado de Estados Unidos en el Golfo Pérsico. Pero, a pesar de las presiones, el canal -cuyo nombre en árabe significa "la península", en alusión a la ubicación geográfica de Qatar- mantuvo su independencia. Es más, durante la guerra en Irak agudizó su estilo agresivo en contra de las políticas norteamericanas. El Departamento de Estado llegó incluso a acusar a la cadena de hacer "periodismo falso y sensacionalista" y buscó hacer de su nombre una mala palabra. Sin embargo, Al Jazeera ha logrado crecer hasta tener hoy en todo el mundo 50 millones de suscriptores, una audiencia que rivaliza con la de la BBC, aunque todavía no logra ser económicamente autosuficiente: el emir desembolsa cada año entre 20 y 30 millones de dólares.
Las autoridades del canal se han convencido de que la clave del éxito comercial no está en el diminuto Qatar, cuya población es de 860.000 habitantes, y han decidido ahora salir a conquistar todo el mundo con una nueva señal en inglés. Al Jazeera International, que será lanzada a finales de marzo de 2006, transmitirá noticias y documentales las 24 horas, para competir directamente con los "grandes" del mercado, CNN, BBC y Sky News.
Y como para acentuar el perfil internacional, al frente de tan arriesgada misión designaron a Nigel Parsons, un destacado periodista británico que cuenta con una trayectoria de primerísima línea en medios de todo el mundo. Hijo de un funcionario del ejército de Gran Bretaña que estuvo destinado en Medio Oriente, Nigel comenzó su carrera en medios gráficos como aprendiz en el Cambridge Evening News, luego pasó al New Zealand Herald, de Nueva Zelandia, y de allí se trasladó a Hong Kong, donde se inició en el mundo de la radio. Más tarde, fue contratado por la BBC World Radio Services en Asia mientras escribía también para The Daily Telegraph. En su juventud viajó mucho por América del Sur y Central -donde aprendió español-, trabajando como camarógrafo freelance primero y luego para Worldwide Television News. En 1988 se mudó a Zurich, donde fundó el canal financiero European Business Channel (EBC). Poco después participó en el lanzamiento del canal Telecampione, en Italia. Hasta que en agosto del 2004 fue contratado por Al Jazeera para dirigir su nuevo canal en inglés, Parsons se desempeñaba como director de la gigantesca Associated Press Television News (APTN), que nutre de imágenes a la mayoría de los canales de televisión del mundo.
Instalado desde mediados del año pasado en Doha, donde se encuentra la sede de Al Jazeeera, Parsons se encuentra ahora afinando los últimos detalles del lanzamiento del nuevo canal, con el que espera "sacudir el estancamiento" en el que han caído según él las grandes cadenas de televisión internacionales. Para ello incluso ha contratado a algunas figuras de alto calibre de la televisión mundial, como son el entrevistador David Foster -ex Sky News- y el presentador de noticias Riz Khan -ex BBC, ex CNN-, que formarán parte de los 230 periodistas que trabajarán para la cadena, repartidos en 30 oficinas alrededor del mundo.
-¿Se siente desilusionado con las grandes televisoras occidentales?
-Sí, siento que los medios están siguiendo ciegamente la agenda de los países occidentales y no muestran la otra cara de la realidad. Particularmente lo sentí así con la invasión a Irak. No estoy haciendo un juicio acerca de si la invasión fue correcta o no, pero la forma de informar fue muy desequilibrada. La mayoría de los medios occidentales cubrieron esa guerra con periodistas metidos en las filas de las fuerzas armadas de Estados Unidos y Gran Bretaña, y si te pasas las 24 horas hablando, comiendo y durmiendo con alguien, muy pronto te empiezas a identificar con él. Para mí hubo un intento por desinfectar la guerra. Puedes hablar mucho de las bombas de precisión, pero quienes sufren los peores efectos de una guerra siguen siendo civiles. Y esa cara fea de la guerra no se mostró en Occidente; no quiero decir que la guerra estuviera bien o mal, pero la fealdad de lo que es una guerra no se vio.
-¿Ustedes mostrarán también la cara fea del Medio Oriente?
-No tendremos miedo en hacer preguntas duras a los líderes árabes o en mostrar las cosas feas de Medio Oriente, como la violencia, la corrupción y la pobreza. Eso sí, tendremos más cuidado en usar la palabra terrorista, porque lo que para algunos es un terrorista para otros puede ser alguien que lucha por su libertad.
-¿Cuáles son los principales problemas que le ve a las grandes cadenas de televisión internacionales, como la CNN, la BBC y SkyNews?
-En general diría que se han vuelto esclavos de las agendas establecidas por el establishment político, y no están haciendo las preguntas correctas en una serie de temas. Quedó claro durante la invasión a Irak, o en Gran Bretaña durante los atentados en Londres, donde nadie se atrevía a preguntarse si lo sucedido estaba ligado a la política del país con respecto a Medio Oriente; sólo unos días después surgió el tema. E incluso luego del huracán Katrina, los medios se tomaron su tiempo para comenzar a criticar al gobierno cuando estaba claro desde el día número uno que la administración no había hecho lo que le correspondía.
-¿Por qué debemos pensar que Al Jazeera International tendrá una postura distinta cuando el canal es incluso propiedad de un Estado, Qatar?
-No creo que tenga que ver con eso; de hecho, la BBC, que creo que sigue siendo el medio más independiente del mundo, está financiado con fondos estatales. No importa si un medio está financiado por un estado o por un gran empresario como Rupert Murdoch, lo importante es si el propietario interfiere o no en el periodismo que se realiza. Y en nuestro caso debo decir que Al Jazeera no ha tenido ningún tipo de intervención por parte de los dueños del canal en árabe, pese a la gigantesca presión a la que son sometidos desde el exterior. Al gobierno de Qatar se le ha pedido que cierre el canal, y no lo ha hecho. Y ni siquiera ha intervenido editorialmente en las noticias, aunque no ha quedado muy contento en varias ocasiones con la información que presentamos.
-¿En qué se diferenciará Al Jazeera International de la señal en árabe?
-No buscamos ser una traducción de Al Jazeera en árabe, somos un canal global y tendremos una personalidad más plural. Pese a tener nuestra sede en Doha y a ofrecer una perspectiva árabe sobre las principales noticias mundiales, cubriremos extensamente otras partes del mundo, con información en profundidad desde Asia, América latina y Africa, que muchas veces son regiones relegadas por las grandes corporaciones de noticias. Tendremos centros de transmisión en Doha, Washington, Londres y Kuala Lumpur, que estarán en el aire en distintos momentos durante el día. Obviamente también le prestaremos intensa atención a lo que suceda en Estados Unidos, y no sólo lo relativo a Washington, Nueva York y Los Angeles, sino al resto del país, ya que mucha gente no tiene una idea clara de lo que pasa allí.
-¿Qué lugar ocupará América latina en su cobertura global?
-Será muy importante. Al Jazeera ya tiene una oficina en Caracas para el canal en árabe y pensamos expandirla para cubrir también Cuba y el Caribe. Además, abriremos una oficina en México desde la que cubriremos toda América Central, y otra en Río de Janeiro o Buenos Aires -todavía no lo hemos decidido-, para el resto de América del Sur. Tenemos también una presencia en Perú, con un productor allí.
-¿Tienen alguna relación con Telesur, el nuevo canal de noticias en español con sede en Caracas?
-No tenemos ningún acuerdo hasta el momento, pero les deseo suerte en su emprendimiento. Me gustaría tener relación con ellos y compartir recursos en lo que se pueda pero, según tengo entendido, ellos toman imágenes de otras cadenas, trabajan ese material y lo presentan con sus corresponsales. En cambio, nosotros estaremos filmando mucho más nuestro propio material, no tomaremos imágenes de otros medios.
-¿Cómo pretenden luchar contra el estigma de canal anti occidental con el que carga Al Jazeera desde el 2001, luego de emitir los primeros videos de Osama ben Laden tras los atentados del 11 de septiembre?
-Ofreceremos un periodismo justo, equilibrado, que cubra todos los puntos de vista de una historia y deje que sean los televidentes quienes generen su propio juicio. El problema es que hasta ahora el público estadounidense ha sido objeto de una campaña de desinformación sobre Al Jazeera, y como se trata de un canal que la mayoría de la gente no puede entender, por la barrera del idioma, no han podido formarse un juicio equilibrado. Espero que ahora, cuando empecemos a transmitir en inglés, nuestros méritos periodísticos nos permitan terminar con ese estigma. Sólo necesitamos que se nos dé la oportunidad para que se nos juzgue realmente por lo que hacemos.
-Me imagino que seguirán mostrando los mensajes de Ben Laden también en su canal en inglés?
-Sólo si tienen interés noticioso. Es lo mismo que sucede en el canal en árabe; no se han transmitido todos los videos que se reciben de Al Qaeda. Se los mira, se evalúa si tienen interés periodístico y sólo entonces se transmite el contenido noticioso de los videos. Pero Osama ben Laden es indudablemente parte de la historia. Los canales árabes han transmitido horas y horas de material de George W. Bush. Si tenemos a alguien del otro lado que dice algo que tiene interés noticioso, creemos que hay que mostrarlo. No nos olvidemos de que hay muchas cintas de este tipo que son recibidas por otros canales y luego son mostradas a todo el mundo, como sucedió recientemente con ABC y la entrevista que le realizó al líder rebelde checheno Shamil Basayev.
-Uno de sus periodistas en Madrid, Tayssir Alouni, fue esta semana condenado a siete años de prisión por sus contactos con Al Qaeda?
-Apelaremos esa sentencia. Esperamos que Tayssir Alouni sea reivindicado y puesto en libertad, ya que creemos que sus vínculos con Al Qaeda han sido sólo en su calidad de corresponsal.
-Al Jazeera pretende en cierta manera cambiar la percepción que Occidente tiene del mundo árabe. Sin embargo, en la cúpula de su nuevo canal tienen pocas mujeres?
-Es verdad, de los seis directores que tenemos sólo una es mujer. Pero en el nivel siguiente, de subdirectores, tenemos cuatro. Y si tomamos el total de nuestros empleados, el 40 por ciento es mujer.
-¿Les ha sido difícil conseguir acceso a espacios de televisión por cable en Estados Unidos?
-No ha sido tan fácil como en Asia o Europa, ha habido resistencias. Pero no se debe sólo al nombre de Al Jazeera, sino que algunos operadores de cable nos han dicho que a los norteamericanos simplemente no les interesan las noticias internacionales. Creo que es una situación lamentable porque los estadounidenses son el grupo que más visita nuestra página en Internet, lo que significa que existe un apetito por una mirada distinta de las noticias. Y no quiero decir con esto que nuestra mirada sea la correcta, pero siempre hay puntos de vista distintos sobre un mismo tema y nosotros ofreceremos una mirada alternativa. Y yo creo que hay mucha gente que quiere conocer esa alternativa.
-¿Cuál es su presupuesto inicial, si me permite preguntarle?
-Puede preguntarlo, pero no se lo diré, es confidencial. Tenemos un presupuesto ajustado, pero creemos que podemos hacerlo con ese dinero.
-En Washington, el Departamento de Estado ha descalificado anteriormente el trabajo de Al Jazeera. ¿Prevén una campaña de oposición desde Estados Unidos?
-Ojalá que no y que cuando nos vean en el aire suavicen su posición. Recientemente vimos algún cambio, con la mayor participación que tienen los funcionarios estadounidenses en nuestros programas. No sirve de nada si dos partes en conflicto se mantienen en sus esquinas del ring, es mucho mejor para la gente que hablen entre ellas y expongan sus respectivos puntos de vista; sólo así aportaremos a un mayor entendimiento en todo el mundo.