Ahora el modelo se discute en la calle
La imagen es desoladora. Jean, la camisa afuera del pantalón, el gesto taciturno, Guillermo Moreno toma mate en una oficina que en rigor pertenece a su mujer, la escribana Marta Cascales. Está tranquilo delante de los pocos que lo han visitado, no partió todavía hacia Roma , su nuevo destino diplomático, y recibe la infusión de yerba y bombilla que le ceba Antonio, tal vez su empleado más fiel. Alguien interviene en la rueda y nota, en silencio, que el agua está fría. Por algo así, el Viejo Vizcacha mata a la mujer en el Martín Fierro . Pero Moreno acepta: o no lo advierte o se ha vuelto más dócil .
Fue esta semana, delante de interlocutores que quisieron despedirlo. A diferencia de su colega Mercedes Marcó del Pont, el ex hombre fuerte de la economía desapareció de la escena y no fue siquiera al festejo por los 30 años de la democracia. No hace falta ir hasta su oficina para ver cómo paga el poder. Para muestra, ahí estaba anoche Ider Peretti, su álter ego empresarial, aguantando las banderas en un festejo en Tecnópolis que había imaginado distinto y al que no pudo arrastrar funcionarios. Unos pocos hombres de negocios pagaron los 1000 pesos de la entrada, que incluía las actuaciones de La Mosca y Raúl Lavié.
El show debe continuar, pero no es tan sencillo. Augusto Costa, sucesor de Moreno, y la subsecretaria Paula Español intentaron explicárselo anteayer en la Secretaría de Comercio Interior a representantes de las industrias del calzado, textil, juguetera, marroquinera y maderera, entre otras. Mostraron, así, las instrucciones para que las audiencias y las autorizaciones de operaciones se tramiten en adelante de manera menos arbitraria y a través de formularios en Internet. Pero reciben, por ejemplo, entre 16.000 y 17.000 pedidos diarios de declaraciones juradas anticipadas de importaciones (DJAI) y otros 1700 correos electrónicos, muchos enviados por empresarios que insisten hasta seis veces. Exigieron entonces "borrar todos los pedidos de más" y dejaron en manos de las cámaras aquellas solicitudes que, por acumulación física, estuvieran desatendidas aun siendo ineludibles para la producción. He ahí el legado administrativo de Moreno.
Son tareas manuales que parecen insignificantes delante de los nubarrones que el resto del Gobierno vislumbró en los últimos días, después de los reclamos de las fuerzas de seguridad y los saqueos. El nubarrón más obvio roza al 100% de los empresarios: ¿la paritaria 2014, que la Casa Rosada pretendía mantener por debajo del 20%, ha quedado nomás en manos de la policía? José Manuel de la Sota, gobernador de la primera provincia en sufrir las protestas, se apuró en aclarar que no había que tomar su concesión como un "acuerdo", porque esos aumentos habían sido otorgados por Córdoba en condiciones coercitivas.
Es una perturbación de todos. José Ignacio de Mendiguren, secretario de la Unión Industrial Argentina y nuevo diputado del espacio de Sergio Massa, se lo preguntó al pasar el martes, momentos antes de que empezara el acto por el cumpleaños de la democracia, al laboralista Héctor Recalde: "¿Y ahora?". Recalde contestó que había que esperar y escuchar a la Presidenta. Mendiguren se quedó al acto institucional, pero abandonó la celebración antes del discurso y el festejo en la plaza porque, explicó después, no eran momentos para candombes. El textil mantiene, sin embargo, diálogo con el Gobierno. Hace algunas horas recibió una llamada de Julio De Vido, el ministro más urgido por la eventualidad de que a los saqueos les sucedan, la semana entrante, cortes de luz como consecuencia del calor. De Vido le pidió la colaboración de los grandes consumidores industriales, a quienes les volverá a exigir que bajen la demanda.
El pronóstico es complejo: se esperan temperaturas que oscilarán los 36°C durante buena parte de los cinco días hábiles, aunque las mínimas serían más moderadas y eso podría atenuar el recalentamiento de equipos y cables. Viejo problema de la década ganada: la oferta eléctrica y la inversión en materiales se mantienen o crecen de modo insuficiente, mientras se dispara la demanda, y eso obliga al Ministerio de Planificación a hacer, unos días antes de los picos de carga, cada invierno y cada verano, honor a su nombre. Roberto Baratta, subsecretario de esa cartera, convocó esta semana varias veces a las empresas distribuidoras. Quería saber en qué estado estaban el sistema, las cuadrillas de reparación y los call centers para recibir quejas de los usuarios.
Más que éxitos con la energía, lo que De Vido ofrece es lealtad hacia a un proyecto político que ha entrado en su fase crítica: se discute en la calle. Al negarse el martes a utilizar la cadena nacional, la Presidenta pareció atender un consejo que Fernando de la Rúa le desoyó a Horacio Jaunarena, entonces ministro de Defensa, el 19 de diciembre de 2001: "No hables en cadena ni declares el Estado de sitio". De la Rúa hizo ambas cosas.
¿Qué mejor excusa para un cacerolero que una cadena nacional? Algunas empresas observaron esta semana que los pedidos de bolsas de alimentos, habitualmente a cargo de representantes de la Corriente Clasista y Combativa, se multiplicaban en relación con otros años. Y cámaras corporativas recibieron un mensaje inquietante de sus delegaciones de Tucumán y otras provincias: los dueños de los comercios hacían fila frente a las armerías para defenderse.
Entre los jefes comunales cundió el pánico; dentro del Gobierno, las suspicacias, y en la oposición, el desconcierto. El miércoles, durante una comida organizada en el Centro Náutico San Fernando por Luis Andreotti, intendente local, Massa les ordenó a sus seguidores que extremaran el cuidado en los gestos y las palabras, y que cuestionaran de manera vehemente a quienes vieran con ánimo de generar caos.
El problema sobrepasó al kirchnerismo, que celebró, por ejemplo, que la cámara alimenticia Copal, conducida por Daniel Funes de Rioja, aceptara ser el nexo de las donaciones con el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Para la entidad empresarial supone un doble filo: ese perfil de responsabilidad social la expondrá también a los pedidos y las protestas. "Para nosotros es un pararrayos", evaluaron en un sector del Gobierno.
Habrá entonces que pasar Navidad y Año Nuevo. Ése es el horizonte. Una vez atenuada la tensión, volverán tribulaciones más clásicas, como la situación macroeconómica. Axel Kicillof, que expuso esta semana en confianza las ventajas del estatismo corroboradas en su viaje a China, venía adelantando a su equipo una obsesión: conseguir que el dólar blue y el oficial converjan a un valor de entre 8 y 8,50 pesos en abril.
Será un examen frente a sus pares. Un poder dirimido en la calle engendra necesariamente funcionarios y mandatos frágiles. El mito del kirchnerismo omnipotente se fue con Moreno.
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