Aguas inquietas
Apoyado sobre los bloques de concreto del paseo marítimo del puerto, el hombre utiliza su caña para pescar. Permanece pensativo y en silencio. Observa. Sabe, como casi todos los habitantes de la zona, que el agua está inquieta, que algo no está del todo bien la naturaleza herida y contenida por el cemento. Con el calentamiento global, el aumento del nivel del mar y el hundimiento de la tierra, Egipto podría perder la ciudad de Alejandría, junto con sus ruinas históricas y antiguas. Y entonces sus millones de habitantes se verían obligados a encarnar una categoría tan reciente como aterradora: el exilio climático. Lo hicieron ya en 2015, y luego en 2020, obligados a abandonar sus departamentos debilitados por las inundaciones. Una postal siniestra gritándole a oídos sordos cómo será el mundo de los próximos años.