Adónde se van los dólares
Si la información es correcta, la semana que viene arrancará con una buena nueva: la vuelta a la función de la Presidenta de la Nación, totalmente recuperada de su intervención quirúrgica. La noticia es positiva por partida doble: desde lo humano, por su salud; desde lo institucional, porque pasadas las elecciones se torna imprescindible tomar algunas decisiones gubernamentales.
En el ámbito económico, si bien lo estructural pasa por diseñar una política eficaz para reducir la inflación y reactivar el nivel de actividad, el corto plazo presenta otras urgencias. La principal, también originada en la sistemática suba de precios, es la continua pérdida de reservas que está padeciendo el Banco Central y su contracara: la escalada del dólar blue.
La principal urgencia es la continua pérdida de reservas que está padeciendo el Banco Central y su contracara: la escalada del dólar blue
Desde el pico alcanzado en enero de 2011, las reservas han caído ya más de 19.000 millones de dólares. El cepo, establecido en octubre de ese mismo año, y luego reforzado varias veces, de poco ha servido para detener la sangría: desde su implementación la merma total suma 13.000 millones. Y no se detiene.
Dentro de la región ésta es una situación francamente anómala: mientras nuestro país perdió 23% de sus reservas en lo que va del año, en Brasil, Chile y Bolivia se mantuvieron prácticamente constantes. Por su parte, Paraguay experimentó un aumento del 17%; Colombia y Uruguay del 20%; y Perú del 28%. La explicación es bastante sencilla: los precios de los productos que estos países exportan continúan altos, lo cual hace que tengan balanzas comerciales superavitarias, y ninguno lleva adelante políticas inconsistentes que conlleven una reversión de esa situación.
Dilapidamos las favorables condiciones que el mundo nos ofrece en una imprevisión en materia de energía
Como viene siendo habitual, la Argentina es una excepción. El complejo sojero genera exportaciones por un monto anual de alrededor de 22.000 millones de dólares. Sin embargo, el déficit energético se lleva 6500 millones (hace 7 años teníamos un superávit de 6000 millones), el del sector automotriz otros 6500 millones (el equivalente a un rojo de 8000 dólares por auto producido en nuestro país, cifra 50% mayor a la del 2004), y el turismo 10.000 millones (cuando el sector estaba en equilibrio hace apenas dos años). Los tres rubros suman 23.000 millones, más que compensando las divisas que ingresan por la soja y sus derivados.
Dilapidamos así las favorables condiciones que el mundo nos ofrece en: 1) una imprevisión en materia de energía, 2) una falsa re-industrialización, y 3) los perversos incentivos para hacer turismo y compras con tarjeta de crédito en el exterior que el cepo y la brecha cambiaria con el mercado paralelo implican. Esas son las tres principales causas por las que la Argentina pierde los dólares que debería ganar. Para peor, por una total falta de diagnóstico sistémico y de lo que pasaría de persistir en el rumbo elegido, hace apenas tres años el Gobierno decidió que era preferible utilizar reservas del Banco Central (que hoy faltan) como un parche de corto plazo en lugar de realizar las correcciones necesarias.
Será el retorno de la Presidenta y las medidas que de aquí en más impulse los que marcarán cuánto el Gobierno comprende las razones de los crecientes problemas que enfrenta y su verdadera vocación por empezar a resolverlos.
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