“Acusada” por una verdad que nadie conoce
"Si tuvieras que definir con tres palabras la amistad que tenías con Camila, ¿Cuáles serían? -le pregunta la periodista-. Amistad, lealtad, diversión". Dolores Dreier responde a las preguntas que le hacen en la entrevista sin expresar sentimientos, con la mirada fría, las palabras justas. Cada día se desplaza por su casa como una autómata. Juega a la playstation con su hermano más chico sin entusiasmo. Parece dividida entre el miedo y el dolor de ser la única acusada del asesinato de su mejor amiga. Camila fue hallada muerta, con heridas fatales, después de una fiesta en su propia casa. Desde hace dos años Dolores vive encerrada, vigilada por sus padres, quienes dedican cada instante de sus vidas a salvarla de la cárcel en una sociedad donde los hechos se pueden perder de vista en una guerra discursiva, de golpes de efecto y verdades inventadas.
Acusada, la segunda película de Gonzalo Tobal, protagonizada por Lali Espósito, cuenta la historia de un caso judicial centrado en una joven que ya es sentenciada, antes del juicio, por su familia (en silencio), algunos de sus amigos, los medios, la familia de la víctima. Lali Espósito encarna, de manera contundente, dramática, tocando nuevas teclas en su instrumento expresivo, a una adolescente que es la única imputada por la muerte de su mejor amiga. Dolores está parada en el peor momento de su vida, pero tiene miedo de que esto termine: "Quiero que todo termine y a la vez me da miedo que termine", le cuenta a su novio. No sabe cómo será su futuro, cómo continuará su vida, si en la cárcel o en algún otro lugar que también podría convertirse en una jaula sin salida. Su vida ya está marcada a fuego por un acontecimiento que nadie esperaba. Ni siquiera ella misma.
No alcanza con haber contratado al mejor abogado (Daniel Fanego), sus padres (Leo Sbaraglia e Inés Estévez) custodian obsesivamente qué hace, cuánto come, cómo luce y con quienes se encuentra Dolores. A medida que la presión aumenta y el veredicto se acerca, la sospecha y los secretos en la familia crean una tensión que nos hace preguntarnos: ¿Hablaron de lo que en realidad pasó o solo vale salir de este problema sin saber la verdad, sin conocer realmente a su propia hija? ¿Su padre cree en su inocencia? ¿Cómo juega toda la exposición mediática que la condena antes de tiempo?
En la comunión de su hermano menor, a quien Dolores protege más que sus padres, el sacerdote lee el evangelio según San Juan: "En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: ‘Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres’". La verdad nos hace libres, no tengo duda al respecto. El misterio alrededor de la verdad es la clave de la trama de Acusada. Una verdad que se va construyendo en el terreno de los discursos, las relaciones interpersonales, los viejos rencores, la envidia, las conveniencias. La verdad, esa cosa tan cercana y tan esquiva. Deseada y temida al mismo tiempo. ¿Nunca es triste la verdad? ¿Quiénes conocen realmente a Dolores Dreier? ¿Su familia, los medios, la justicia, sus amigos, sus compañeras de colegio? Está acusada por una verdad que nadie conoce. Tal vez, ni siquiera ella misma.