Acerca de lo barata que es nuestra cara
En pocos días aparecieron dos estudios sobre un mismo asunto: el rostro humano.
En la Universidad de Stanford sostienen que se puede estimar la orientación política de una persona analizando su cara y con un 72% de certeza. “Los algoritmos pueden clasificar a las personas basándose en rasgos íntimos de manera más precisa que los humanos”, advierten.
Mientras tanto, en la Universidad Reichman de Israel afirman que “algoritmos de aprendizaje automático revelaron similitudes faciales en adultos con el mismo nombre, destacando el impacto de las expectativas sociales”. Después de la infancia nuestro rostro se va transformando para parecerse a nuestro nombre: nos volvemos cada vez más parecidos a como nos llamamos.
Son dos golpes contra nuestro narcisismo. Nos tomó mucho trabajo llegar a tener esta cara; hicieron falta genética, infancia, amores y tristezas para terminar de dibujarla. ¡Tanto tiempo vivido para que un algoritmo venga a decirnos que somos tan obvios, tan transparentes, tan predecibles!ß
Algo más...
En ambos estudios se advierte acerca del riesgo de recaer en el lombrosianismo y en la pena por portación de cara; hay un margen en estos estudios que es incomprobable y esto genera la necesidad de un debate y de una regulación que proteja los derechos individuales.ß