Abrir la información a los vecinos
Hace unos años, Napster revolucionó el mercado de la música y puso en crisis una industria millonaria. Fue una idea simple: contactar todas las computadoras que tuvieran su programa evitaba los costos de un servidor central y ponía a trabajar a toda la red en pos de un beneficio colectivo. Suecia, Inglaterra y Estados Unidos analizan aplicar tecnologías similares para rastrear el dinero público o resolver problemas de privacidad, seguridad y escalabilidad de las bases de datos de los registros médicos de la población.
Los gobiernos inteligentes apelan a los ciudadanos para resolver problemas a partir de la producción y la publicación de información. Los Estados más avanzados garantizan un derecho -reflejado en las leyes de acceso- y caminan hacia la transparencia activa, donde el Estado produce información y la comparte para potenciar la innovación y encontrar soluciones con la colaboración de los ciudadanos.
La ciudad de Buenos Aires avanza en ese camino con una política que garantiza el derecho y la apertura del gobierno. Ese nuevo paradigma supone producir información útil para los vecinos. Se trata de abrir los datos y, sobre todo, de promover un uso activo por parte de la ciudadanía que genere valor colectivo. En Uruguay, por caso, el gobierno creó un sitio con información sobre los proveedores de salud con el que los ciudadanos comparan la calidad del servicio y toman decisiones.
Con esta lógica, la Ciudad abrirá en los próximos días nuevos sets de datos. Incluyen información sobre transporte, como el uso de las bicicletas públicas, infracciones de tránsito, tiempos de maniobra de los metrobuses o la ubicación de las paradas de colectivos. Con esos datos, usuarios y empresas podrán desarrollar aplicaciones que mejoren la movilidad. También se destacan datos que permitirán visualizar información educativa, como el mapa de obras en escuelas, alumnos matriculados, repitencia, sobreedad, promoción y egreso. Esta información empodera a la ciudadanía y la involucra en el diseño de las políticas.
También se abrirán los datos del sistema Buenos Aires Compra, con el que la Ciudad adquiere la mayoría de los bienes y servicios. Esa información permitirá conocer mejor el mercado, generará mejores niveles de competencia y mayor eficiencia, lo que incrementará la participación de las pymes. Además, Buenos Aires desarrolló una plataforma que abre el presupuesto y muestra a los vecinos adónde van sus impuestos.
La Ciudad también está creando un nuevo sitio de solicitudes ciudadanas para que los vecinos determinen la prioridad con que se resuelven los pedidos de arreglo en el espacio público. Y lanzará un Observatorio de Obras Públicas con toda la información sobre estudios previos, licitaciones, contrataciones y ejecución de las obras.
El gobierno abierto genera nuevos vehículos de intercambio con los ciudadanos. Ciudades como Nueva York o París tienen iniciativas que, a partir de la transparencia, generan innovación y acercan el gobierno a los vecinos. Es un cambio de paradigma: abrir la información es también saber escuchar.
Nuestras democracias transitan escenarios complejos, cargados de elementos valiosos como el pluralismo y la diversidad, pero no ajenos a las tensiones que los cambios profundos generan. La democracia depende de partidos sólidos en los que se asientan las bases de la representación política. Esa representación mejora cuando se potencia la capacidad de escucha de los gobiernos. Es lo que el ideal del gobierno abierto propone.
Secretario general de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Ciudad