A upita de las PASO
“¿No será que el argentino está huérfano de patria?” (Del poeta Jorge Dragone.)
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Qué bueno que empezó a moverse el barco electoral. Ya son ocho las candidaturas registradas, que van desde la derecha hasta la izquierda y que contienen aspirantes para todos los gustos: desde una revolucionaria militante provida hasta un legionario que ha luchado en las guerras de Siria y Ucrania, pasando por un dirigente indígena defensor del agua, un periodista convertido en la bestia negra de un expresidente corrupto y un exvicepresidente de origen alemán formado en Harvard.
Así es: arrancó la carrera, pero en Ecuador. Lo contó con detalle el colega Daniel Lozano. Acá, en la Argentina vamos un poquito más atrasados que ellos, que –dicho sea de paso– tienen unos problemones que ríase, querido lector, de los nuestros.
Seguramente, a la hora de la inscripción de candidatos nosotros andaremos parecido: no se presentará el gato, pero ya contamos con un pichichi que ladra, una veleta encaprichada, un león que ruge para ser el mandamás de la jaula que desprecia, un perdedor de misiles, una piba barriobajera, un modelo para recuperación capilar en Schwanek si finalmente se queda sin trabajo, media docena de fusibles tipo estándar para lo que gusten mandar y un ramillete de izquierdistas que podrían volver a usar las boletas que les sobran de cada elección, cuyos nombres varían tan poco como el número de votos que suelen arañar.
De la reciente inscripción de alianzas electorales en nuestro país, hubo una que volvió a cambiar de nombre. El Frente de Todos se llamará en adelante Unión por la Patria. Una pegada, porque eso de que “la patria es el otro” no le venía dando buenos resultados. Hay que ver si el acrónimo UP no se les vuelve en contra. La maldad no tiene límites. Hay quienes se divierten llamándolo UPA y ya se sabe de los fracasos de Cristina aupando candidatos. Hay que estar atentos, además, a si, a pesar de la falsa proscripción o del supuesto renunciamiento histórico, no se termina aupando a sí misma. De última, también podrían agregarle una “s” final y terminar siendo UPS para el caso de que no lleguen al ballottage.
En Juntos por el Cambio, en tanto, hubo un intento por cambiar el nombre, pero prefirieron quedarse con el mismo a ver si esta vez sí pueden mantenerse juntos para ejecutar el cambio que vienen propalando desde hace varios años.
No nos estamos burlando de las elecciones, ¡¿qué va?! ¿O acaso hay otro modo de definir más democráticamente al que creemos que vendrá a administrar lo de todos nosotros de la mejor manera posible?
Se trata acaso de “una ironía semántica”, como definió estas elucubraciones Javier Ruiz, en un amable mensaje privado de Twitter.
De acá a las PASO, en agosto, hay que aclarar la vista, afinar exquisitamente el oído, tratar de hallarle a cada término un sentido y ejercer nuestro derecho a decidir. “¿No será que el argentino esta huérfano de patria?”, se preguntaba el poeta Jorge Dragone.