A Scioli le explotó un horno en la cara
Daniel Scioli llegó como punto al debate y, definitivamente, no salió de él como banca. Subió al ring con la necesidad de triunfar por knock out y esto estuvo lejos de producirse: al desafiante candidato presidencial del Frente para la Victoria se lo vio tenso y con bronca contenida, en tanto que Mauricio Macri mostró mucha más distensión, aún cuando no haya sacado ventajas claras a la hora de enunciar propuestas concretas.
Esa es la síntesis que sobre el debate de anteanoche realizó en forma confidencial ante LA NACION un funcionario ligado al sciolismo, cuyo escepticismo frente al ballottage del próximo domingo es ostensible.
"A Scioli parecía que le hubiera explotado un horno a gas en la cara", señaló el referente del gobierno bonaerense, en alusión al aspecto que exhibió el gobernador del mayor distrito del país durante la confrontación pública con Macri. "Se lo notaba más colorado de lo habitual y con un problema en su peinado que increíblemente ninguno de sus asesores de imagen pudo solucionar", se quejó.
El recuerdo del histórico debate que los candidatos presidenciales de los Estados Unidos John F. Kennedy y Richard Nixon sostuvieron en la cadena CBS el 26 de septiembre de 1960 estuvo presente entre miembros de uno y otro comando de campaña. En esa ocasión, a diferencia de Kennedy, el candidato republicano se mostró nervioso, pálido y sudoroso. Fue sólo el primero de un total de cuatro debates, pero le otorgó al postulante del Partido Demócrata una ventaja decisiva, al menos entre quienes lo vieron por televisión. Para algunos analistas, Macri se pareció más a Kennedy y Scioli a Nixon.
Hay quienes encuentran semejanzas entre la presente campaña presidencial y la de 1983, que enfrentó a Raúl Alfonsín con el peronista Italo Luder. No tanto por el parangón que podría trazarse entre Aníbal Fernández y el entonces impresentable candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias, sino por el tono de los mensajes. Como 32 años atrás, el justicialismo parecía hasta hace poco convencido de que no podría perder las elecciones planteando la vieja antinomia entre liberación y dependencia, hoy aggiornada con menciones a los fondos buitre. Los límites de esa estrategia discursiva estarían a la vista.
En los tres días de acción proselitista que restan, el Frente para la Victoria seguiría recurriendo a machacar con una campaña negativa que busca presentar a Macri como "el candidato del ajuste", detrás de cuyas propuestas se esconderían los intereses de grupos trasnacionales y del Fondo Monetario Internacional.
Pero la autocrítica se escucha en el propio sciolismo. "Transmitimos en una frecuencia y la gente escucha otra. Hablamos en AM y la opinión pública sintoniza FM. En otras palabras, atacamos y denostamos a Macri, pero la gente quiere escuchar otra cosa, un discurso de mayor calidad que nos diferencie del tradicional estilo confrontativo que impuso Cristina Kirchner", resumió un dirigente al que le hubiera gustado que Scioli se hubiera mostrado más sciolista que kirchnerista.