A la TV, los chicos le piden una buena historia
La televisión sigue siendo el medio predominante en el tiempo libre de los chicos argentinos. Es el único que está presente en prácticamente todas las casas. Y seis de cada diez hogares cuentan con más de dos aparatos. La mitad de los cuartos de los chicos tiene televisión. Un chico argentino ve entre dos y tres horas por día (tres de cada diez le dedica entre cuatro y seis horas). Para el 75% de los chicos es el medio de comunicación que más utilizan y el que más lamentarían perder.
¿Es bueno que los chicos miren dos o tres horas de TV por día? Depende. Porque tan importante como la cantidad de horas que pasan frente a la televisión (o a la computadora) es con quién están mientras tanto. Muchas veces, una hora en soledad frente a las pantallas es más perjudicial que dos horas acompañado de un adulto.
Cuando un chico está solo frente a la pantalla –sea la televisión o la computadora–, no tiene con quién hablar de lo que ve. Por eso dos horas acompañado de los padres u otro familiar pueden ser menos perjudicial que una hora en soledad. La variable no es la cantidad de horas, sino el contexto: con quién mira televisión (o con quién está cuando usa la computadora).
Efectivamente, no es conveniente que un chico esté cinco horas viendo televisión o navegando por Internet. Pero tampoco sería bueno si esas cinco horas estuviera solo leyendo un libro. Lo mejor es favorecer que los chicos vean televisión, naveguen por Internet, lean un libro, un diario o revistas, escuchen música, salgan a pasear, hagan deportes… La diversidad en el acceso a la cultura es la mejor receta para que los chicos no pasen cinco horas con los medios. Con ninguno de ellos.
¿Qué eligen cuando ven televisión? Lo que más disfrutan los adolescentes son las películas, especialmente films de acción y de terror. Ambos géneros son marcas de identidad juvenil. Las películas de acción se vinculan al comportamiento cada vez más "mosaico" y simultáneo de los adolescentes. Los chicos de hoy viven en permanente fragmentación, en una búsqueda constante de inmediatez y en una intensa sensación de impaciencia.
El terror –género elegido por mujeres y varones de todos los sectores sociales– es una marca importante en el paso de la infancia a la adolescencia. Ser capaz de "aguantar" una película de terror hasta el final es, en la percepción de los adolescentes, una muestra de crecimiento y madurez.
Después de las películas, lo que más disfrutan los chicos cuando ven televisión son las series, las comedias. Si bien con frecuencia eligen las sitcoms de origen norteamericano, también disfrutan las comedias argentinas y suelen ser su público más importante y fiel. Según las últimas estadísticas, Graduados tuvo en los chicos de 10 a 19 años su principal audiencia, y los adolescentes representaron para este programa –en el pasado mes de agosto– el 65% del share televisivo.
¿Qué tienen en común las elecciones de los chicos? En todos los casos, los adolescentes argentinos se inclinan por la ficción. La ficción televisiva y la que ven en el cine o en Internet. En consecuencia, lo que más valoran en una ficción televisiva es la historia. Los adultos creen que los chicos sólo miran los efectos especiales; sin embargo, lo que piden es "una buena historia". Una buena historia –dicen– es aquella que habla de la gente y a la gente, sin estereotipos. No sorprende que los adolescentes pidan una mejor representación, teniendo en cuenta que, con frecuencia, cuando la TV habla de los jóvenes los presenta como víctimas (abusados, golpeados) o victimarios (violentos, adictos, agresivos).
Desde que apareció la televisión en la década del 50, los primeros hogares que contaron con TV en su casa fueron aquellos en los que había chicos. Hoy se sabe que los hogares que cuentan con más de un televisor son aquellos en los que hay niños y adolescentes.
Aun con el creciente auge de Internet, la televisión no sólo sigue siendo fundamental en la vida de los chicos argentinos, sino también en la de sus familias. Ocho de cada diez chicos dicen que ver TV es lo que más comparten con sus padres, antes que "cenar, hacer la tarea o hablar de lo que me pasa".
Los chicos siguen eligiendo a la televisión. Esperemos que éste sea un amor correspondido.
© LA NACION
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