A 50 años del abrazo entre Balbín y Perón, la necesidad de la unión nacional sigue pendiente
Este 19 de noviembre se cumplen cincuenta años del histórico abrazo entre Ricardo Balbín y Juan Domingo Perón. Los dos líderes más importantes de la segunda mitad del siglo XX, y que por décadas estuvieron enfrentados, dieron un ejemplo de convivencia democrática y dejaron plantada en la fotografía de ese abrazo icónico la semilla de la unión nacional.
Las circunstancias políticas del momento, las mezquindades de algunos sectores y el límite biológico de la condición humana hizo que el tiempo no les alcanzara para realizar ese sueño compartido.
Ambos líderes comprendieron que la división de los argentinos desangraba una sociedad que quería vivir en paz, trabajando y produciendo. Una realidad que sólo pudo lograrse unos años después, pero a un precio muy alto en sangre y en vidas. Si se hubiera avanzado en ese abrazo los argentinos nos habríamos evitado tener que transitar la noche más negra de nuestra historia.
En el caso de Ricardo Balbín, y a pesar de todo lo que le tocó vivir, nunca eligió como salida el enojo, el rencor o la violencia. “La intolerancia absurda, la intolerancia desmedida no ayuda a construir, abre las grietas para que penetren quienes quieran aprovecharnos”, decía.
Cuando parecía que esa división comenzaba a cicatrizar, con una democracia consolidada, a comienzos del milenio, algunos dirigentes poco escrupulosos pensaron que la mejor manera de construir poder era instalando una nueva grieta, discriminando a los argentinos entre buenos y malos. Una grieta falsa, alimentada exclusivamente por intereses electorales.
Hoy estamos todos paralizados por esa trampa, y vemos como el país se degrada día a día, en una crisis económica que no parece tener final, y en una crisis de valores como nunca antes habíamos vivido.
Entonces, la lucha de Balbín y el abrazo con Perón, ahora es nuestra bandera de lucha. La debemos continuar en los tiempos que corren. Porque el legado más fuerte de ese gesto es lograr la paz de los argentinos mediante el diálogo y el respeto, para así encontrar los denominadores comunes. Como decía Balbín, “no se realizará el país, sino es sobre la base de la unión de los argentinos, sin caer en falsas antinomias que nos dividen y enfrentan”.
El desafío sigue latente, la tarea del reencuentro de los argentinos sigue pendiente, y seremos los dirigentes de ésta época quienes debamos retomar ese camino. Hay que seguir trabajando para salir adelante juntos, y terminar con la grieta que nos paraliza y empobrece. Como lo buscó siempre Balbín, como lo buscó Perón en sus últimos días.
Diputado provincial, Juntos