500 años después de muerto, El Bosco sigue provocando debates
Hoy se estrena en varios países un documental en el que su obra El jardín de las delicias es analizada por expertos de distintas disciplinas
"Es caótica. Y dolorosa. Y asusta", dice Salman Rushdie. ¿Qué asusta al escritor británico, condenado a muerte por el ayatollah Khomeini tras la publicación de novela Los versos satánicos? Una obra de arte.
Rushdie fue uno de los intelectuales convocados para analizar El jardín de las delicias, pintura realizada por El Bosco en el siglo XVI. La opinión de escritores, artistas, filósofos, músicos y científicos fue registrada en El Bosco. El jardín de los sueños, documental que se estrena hoy en 100 salas de España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Polonia, Hungría y la República Checa.
La película coincide con la espectacular exposición montada por el Museo del Prado para conmemorar los 500 años de la muerte de uno de los artistas más enigmáticos e influyentes del Renacimiento. Hasta el 11 de septiembre se exhiben en Madrid 23 de las 27 pinturas que se conservan del pintor holandés, fallecido en 1516, y el museo ofrece en su página web un recurso interactivo para aprender más sobre su vida y obra.
"No hay una forma simple de explicarla. Es una obra para discutir sobre ella. Y quizás fuera ése su propósito: provocar una discusión", dice Rushdie sobre El jardín de las delicias en esta película dirigida por José Luis López-Linares y basada en una idea del historiador de arte Reindert Falkenburg.
Pensado como "una conversación sobre el cuadro" que une lo divino y lo humano, el film incluye también la reflexión de escritores como Orhan Pamuk, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2006, el filósofo Michel Onfray y el historiador de arte Philipe de Montebello, ex director del Museo Metropolitano de Nueva York.
El pecado, desde los tiempos de Adán y Eva, es el eje central de este enigmático tríptico pintado al óleo sobre tablas de roble, que logra concentrar en una obra el Paraíso y el Infierno. Cerrado, representa un globo terráqueo dentro de una esfera transparente sin animales ni personas, que alude en tonos grises al tercer día de la creación del mundo. Una vez abierto deja ver un colorido jardín de imágenes oníricas: cuerpos en poses eróticas o sometidos a torturas, plantas y frutas gigantescas, monstruos y animales fantásticos.
"Es como un gran día de fiebre", la define el artista Miquel Barceló en el film. "Para aclarar lo que esto quiere decir hay que inventar palabras", coincide la escritora brasileña Piñón. "Esta obra lleva años emanando su fuerza, su alma", destaca por su parte su colega Cees Nooteboom.
"El Bosco pinta un mundo en el que nada es lo que parece. Todo es efímero y se desmorona", dijo a La Nacion días atrás Pilar Silva, curadora de la muestra del Prado. Y agregó un dato que no parece menor: El Bosco sufría una enfermedad que se llamaba "el fuego de San Antonio", producida por el consumo de pan de centeno infectado de hongos, que además de tormentos físicos producía visiones.